¿Por Qué Abraham Negoció Con Dios Con Respecto A Sodoma Y Gomorra (Génesis 18)?

Sodoma y Gomorra eran dos ciudades de la antigüedad que se mencionan en la Biblia como ejemplos de maldad y pecado. Según el libro del Génesis, Dios decidió destruirlas por su gran iniquidad, pero antes le reveló su plan a Abraham, el patriarca de la fe.

Abraham, que tenía a su sobrino Lot viviendo en Sodoma, intercedió por las ciudades y negoció con Dios para que las perdonara si encontraba un número determinado de justos en ellas. Pero, ¿Por qué Abraham negoció con Dios? ¿Qué motivó su intercesión? ¿Qué nos enseña su actitud? Estas son algunas de las preguntas que intentaremos responder en este artículo.

Por qué Abraham negoció con Dios

Índice
  1. El contexto de la negociación de Abraham con Dios
  2. El motivo de la negociación
  3. La lección de la negociación
  4. Conclusión

El contexto de la negociación de Abraham con Dios

La negociación entre Abraham y Dios se narra en el capítulo 18 del Génesis, después de que Abraham recibiera la visita de tres hombres misteriosos, que resultaron ser el Señor y dos ángeles. Abraham les ofreció hospitalidad y les preparó una comida.

Durante la conversación, el Señor le reafirmó la promesa de que tendría un hijo con su esposa Sara, a pesar de su avanzada edad. Sara, que escuchaba desde la tienda, se rió incrédula, pero el Señor le dijo que nada era imposible para él. Después de comer, los tres hombres se levantaron y miraron hacia Sodoma. El Señor decidió compartir con Abraham lo que iba a hacer:

Y el Señor dijo: ¿Ocultaré a Abraham lo que voy a hacer, puesto que ciertamente Abraham llegará a ser una nación grande y poderosa, y en él serán benditas todas las naciones de la tierra? Porque yo lo he escogido para que mande a sus hijos y a su casa después de él que guarden el camino del Señor, haciendo justicia y juicio, para que el Señor cumpla en Abraham todo lo que Él ha dicho acerca de él. Y el Señor dijo:

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El clamor de Sodoma y Gomorra ciertamente es grande, y su pecado es sumamente grave. Descenderé ahora y veré si han hecho en todo conforme a su clamor, el cual ha llegado hasta mí; y si no, lo sabré. (Génesis 18:17-21)

Aquí vemos que Dios le reveló a Abraham su propósito por dos razones: primero, porque Abraham era su amigo y tenía una relación especial con él; segundo, porque Abraham era el padre de una nación santa, llamada a guardar el camino del Señor y a ser bendición para todas las naciones.

Dios quería que Abraham conociera su justicia y su misericordia, y que participara de su voluntad. Dos de los hombres se fueron hacia Sodoma, pero Abraham se quedó ante el Señor. Entonces comenzó la negociación:

Y Abraham se acercó, y dijo: ¿En verdad destruirás al justo junto con el impío? Tal vez haya cincuenta justos dentro de la ciudad; ¿en verdad la destruirás y no perdonarás el lugar por amor a los cincuenta justos que hay en ella?

Lejos de ti hacer tal cosa: matar al justo con el impío, de modo que el justo y el impío sean tratados de la misma manera. ¡Lejos de ti! El Juez de toda la tierra, ¿no hará justicia? Entonces el Señor dijo: Si hallo en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo el lugar por consideración a ellos. (Génesis 18:23-26)

Aquí vemos que Abraham se atrevió a hablar al Señor con respeto y humildad, pero también con audacia y confianza. Le planteó una pregunta moral: ¿es justo castigar al inocente junto con el culpable? Le recordó su atributo como Juez supremo: ¿no hará justicia el que gobierna sobre toda la tierra? Y le propuso una condición: si hay cincuenta justos en la ciudad, ¿no la perdonarás por ellos?

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El Señor aceptó la propuesta de Abraham y le dijo que perdonaría la ciudad si hallaba cincuenta justos. Pero Abraham no se conformó con eso, y siguió bajando el número, hasta llegar a diez:

Pero Abraham volvió a decirle: No se enoje ahora el Señor, y hablaré; tal vez se hallen allí diez. Y el Señor respondió: No la destruiré por consideración a los diez. (Génesis 18:32)

El Señor se mostró paciente y compasivo con Abraham, y accedió a cada una de sus peticiones. Finalmente, el Señor se fue cuando acabó de hablar con Abraham, y Abraham regresó a su tienda.

El motivo de la negociación

¿Qué impulsó a Abraham a negociar con Dios por Sodoma y Gomorra? Podemos identificar al menos tres motivos:

  • El amor por su sobrino Lot: Abraham sabía que Lot vivía en Sodoma, y que era un hombre justo que sufría por la maldad de sus vecinos (2 Pedro 2:7-8). Abraham no quería que Lot pereciera junto con los impíos, sino que fuera librado del juicio. Por eso, intercedió por la ciudad donde residía su pariente.
  • El respeto por la justicia de Dios: Abraham conocía el carácter de Dios, y sabía que Él es justo y bueno. Abraham no cuestionó el derecho de Dios a castigar el pecado, sino que apeló a su misericordia para perdonar al justo. No pretendió cambiar la voluntad de Dios, sino conocerla y someterse a ella.
  • La esperanza en la promesa de Dios: Abraham tenía la promesa de que sería el padre de una gran nación, y que en él serían benditas todas las familias de la tierra (Génesis 12:2-3). Este hombre creía que Dios cumpliría su palabra, y que haría surgir un pueblo santo de entre las naciones. Por eso, buscó que hubiera un remanente fiel en Sodoma y Gomorra, que pudiera ser parte de ese plan.

La lección de la negociación

La negociación entre Abraham y Dios nos enseña varias lecciones para nuestra vida cristiana:

  • Orar con fe e intercesión: Abraham nos muestra cómo podemos acercarnos a Dios con confianza y humildad, presentándole nuestras peticiones conforme a su voluntad. También nos muestra cómo podemos interceder por otros, especialmente por aquellos que están en peligro de juicio o perdición.
  • Confiar en la soberanía y la bondad de Dios: nos enseña cómo podemos reconocer el poder y la autoridad de Dios sobre todas las cosas, y cómo podemos someternos a su voluntad sin dudar ni rebelarnos. También nos muestra cómo podemos esperar en la fidelidad y la gracia de Dios, que hace todas las cosas para bien de los que le aman.
  • Nos enseña a reflejar el carácter y la misión de Dios: nos hacer ver cómo podemos imitar el amor y la justicia de Dios, que no quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). También nos muestra cómo podemos participar del propósito y la promesa de Dios, que quiere bendecir a todas las naciones por medio de su pueblo.

Conclusión

Abraham negoció con Dios con respecto a Sodoma y Gomorra porque era un hombre de fe, obediencia y esperanza. Su actitud nos inspira a seguir su ejemplo y a buscar el bien de los demás, la gloria de Dios y el cumplimiento de su plan. Su historia nos revela el corazón de Dios, que es justo y misericordioso, y que tiene un proyecto de salvación para toda la humanidad.

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