La Historia De Abraham Según La Biblia

Abraham es uno de los personajes más importantes de la biblia, pues es considerado el padre de la fe y el ancestro de los judíos y los cristianos. Su historia se narra en el libro del Génesis, desde el capítulo 11 hasta el 25, y nos muestra cómo Dios lo llamó, lo bendijo y lo puso a prueba.

Índice
  1. El llamado de Dios
  2. La bendición de Dios
  3. La separación de Lot
  4. La promesa del hijo
  5. Conclusión

El llamado de Dios

Abraham nació en Ur de los caldeos, una ciudad de Mesopotamia, alrededor del año 2000 a.C. Su nombre original era Abram, que significa "padre exaltado", y era hijo de Taré, un descendiente de Sem, el hijo de Noé. Abram tenía dos hermanos: Nacor y Harán. Este último murió joven y dejó un hijo llamado Lot, que fue criado por Abram.

La Historia De Abraham Según La Biblia

Abram se casó con Sarai, que era estéril, y vivió en Ur hasta que su padre Taré decidió mudarse a Canaán, la tierra prometida por Dios a sus descendientes. Sin embargo, se quedaron en Harán, una ciudad al norte de Mesopotamia, donde Taré murió. Fue entonces cuando Dios se le apareció a Abram y le dijo:

"Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra" (Génesis 12:1-3).

Abram obedeció a Dios y salió de Harán con su esposa Sarai, su sobrino Lot y todos sus bienes y siervos. Tenía 75 años cuando inició su viaje hacia Canaán.

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La bendición de Dios

Al llegar a Canaán, Dios le dijo a Abram:

"A tu descendencia daré esta tierra" (Génesis 12:7).

Abram construyó un altar al Señor en ese lugar y siguió su camino hacia el sur. Sin embargo, hubo una hambruna en la tierra y Abram tuvo que bajar a Egipto para buscar alimento.

Allí tuvo un problema con el faraón, pues temió que lo matara por su esposa Sarai, que era muy hermosa. Por eso le dijo que era su hermana y el faraón la tomó para su casa. Pero Dios castigó al faraón con plagas por causa de Sarai y este se dio cuenta de que era la esposa de Abram. Entonces le devolvió a Sarai y lo echó del país con todos sus bienes.

Abram regresó a Canaán con más riquezas que antes y se estableció en el lugar llamado Betel, donde había edificado un altar al Señor. Allí invocó el nombre del Señor y le renovó su confianza.

La separación de Lot

Abram y Lot eran tan ricos que la tierra no les bastaba para vivir juntos. Sus pastores empezaron a tener conflictos por el agua y el pasto para sus rebaños. Abram no quería tener problemas con su sobrino y le propuso que se separaran. Le dijo:

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"No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda" (Génesis 13:8-9).

Lot miró toda la llanura del Jordán, que era muy fértil y estaba bien regada como el jardín del Señor. Así que escogió esa parte para sí y se fue hacia el oriente. Se acampó cerca de Sodoma, una ciudad muy pecadora ante los ojos de Dios. Abram se quedó en Canaán y Dios le dijo:

"Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti ya tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Levántate ahora, y recorre esta tierra a lo largo ya lo ancho de ella; porque a ti la daré" (Génesis 13:14-17).

La promesa del hijo

A pesar de las bendiciones materiales que recibió Abram, seguía sin tener un hijo con Sarai. Esto le causaba tristeza e inquietud, pues no veía cómo se cumpliría la promesa de Dios de hacerlo padre de una gran nación. Un día Dios le habló en una visión y le dijo:

"No temas, Abram; yo soy tu escudo,y tu galardón será sobremanera grande" (Génesis 15:1).

Abram le respondió:

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"Señor Jehová ¿Qué me darás siendo así que ando sin hijo?... He aquí que no me has dado prole,y he aquí que será mi heredero uno nacido en mi casa" (Génesis 15:2-3).

Se refería a Eliezer, su mayordomo.

Pero Dios le dijo:

"No será ese tu heredero; sino uno salido de tus entrañas será tu heredero" (Génesis 15:4). Luego lo sacó fuera y le dijo: "Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas si puedes contarlas... Así será tu descendencia" (Génesis 15:5).

Abram creyó a Jehová, y le fue contado por justicia (Génesis 15:6). Este versículo es muy importante porque nos muestra cómo Abram fue justificado por la fe, y no por las obras. Es decir, Dios lo aceptó como justo porque confió en su palabra, y no porque cumpliera alguna ley o ritual.

Dios hizo un pacto con Abram, y le confirmó que le daría la tierra desde el río Nilo hasta el río Éufrates, a él ya sus descendientes (Génesis 15:18-21), y así fue. A pesar de la falta de fe de Sara (quien era una mujer de avanzada edad), ellos pudieron tener un hijo de sangre y vieron cumplida la promesa de Dios.

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Conclusión

La historia de Abraham según la biblia es una de las más fascinantes y significativas de la fe cristiana. Abraham fue el padre de una gran nación y el modelo de obediencia a Dios. A través de su descendencia, Dios bendijo a todas las familias de la tierra. Su vida nos enseña lecciones valiosas sobre la confianza, la esperanza y la gracia divina.

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