Hasta Un Niño Se Conoce Por Sus Actos - Significado y meditación

"Incluso un niño es conocido por sus obras, si su trabajo es puro y si es correcto". (Proverbios 20:11 RVR). Ahora vivimos en una generación en la que se permite a los niños seguir sus propios deseos y determinar sus propios principios y normas de vida. La cultura actual se apasiona por liberar a los niños para que tracen su propio camino y elijan su propia identidad.

Sin embargo, una comprensión y meditación más profunda de Proverbios 20:11 nos ayuda a darnos cuenta de lo importante que es para los padres dirigir las acciones y formar el carácter de sus hijos, especialmente en las primeras etapas de su desarrollo mental, espiritual y emocional.

Echemos un vistazo más de cerca y veamos qué más tiene que decir el versículo sobre estos asuntos:

#1. Las acciones de una persona revelan mucho sobre su educación

En hebreo, la comprensión de la palabra "niño" en este versículo se refiere a un joven o adolescente cuyo carácter aún se está formando en esta etapa de la vida. Y eso es lo que significa aquí, como lo confirma el contexto. Además, la palabra "conocido" significa "reconocer". La Escritura nos dice, con razón, que podemos saber mucho sobre el carácter y los antecedentes de una persona simplemente observando lo que hace.

Una infancia sin supervisión probablemente llevará a un joven a convertirse en un adulto descuidado y egocéntrico más adelante. Pero una infancia bien supervisada cultivará el buen carácter de una persona. Y ese joven probablemente crecerá para ser más templado y perceptivo con la gente que le rodea.

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Las acciones de una persona dicen mucho de su educación. Hemos demostrado que esto es cierto una y otra vez. El tipo de influencia que los niños tuvieron al principio de sus vidas los convirtió en la persona que son hoy. Observando la forma en que las personas actúan, reaccionan y hablan, podemos discernir bastante bien si han tenido una buena educación o no.

#2. Los niños necesitan formación, disciplina y orientación

Es natural que los niños actúen o piensen de forma insensata, incluso egoísta. Esto no sólo se debe a que son físicamente jóvenes, sino también a que son espiritualmente, emocionalmente y mentalmente jóvenes. Sus sentidos no están bien entrenados para discernir el bien del mal.

No pueden distinguir fácilmente entre lo que está bien y lo que está mal. A menudo necesitan ayuda para elegir entre lo que es bueno, mejor y mejor. También son fácilmente influenciables para el bien y para el mal. Proverbios 22:15 dice que la formación, la disciplina y la orientación ayudarán a dirigirlos en la dirección correcta.

De hecho, este verso es un mandato para los padres y la generación mayor, pues así es como podéis ayudar a establecer un camino correcto para los jóvenes de vuestra familia y esfera social. Dejar a un niño o joven a su aire no le hará ningún favor. Una preocupación genuina y cariñosa te impulsará a intervenir para ayudar a guiar y apoyar a tus hijos (o jóvenes amigos) durante sus años de formación.

Durante este tiempo, puedes reconocer más fácilmente lo que ocurre en sus mentes y corazones. Además, éste es el momento más eficaz para que corrijas sus acciones y ayudes a formar su carácter para bien. Como los niños suelen actuar de forma impulsiva y natural, los padres deben prestar mucha atención a lo que hacen sus hijos y a cómo se comportan.

Los padres deben mantenerse al margen, sin querer castigar, pero dispuestos a señalar lo que está mal, enseñar lo que está bien y proporcionar una disciplina amorosa y correctiva para reforzar el aprendizaje de sus hijos..

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#3. Las acciones revelan el carácter y las motivaciones

Mateo 7:16 dice que conoceréis a las personas por sus frutos. Cualquier semilla que se haya plantado producirá el fruto previsto. Las acciones son el resultado de los principios implantados y de la atención prestada.

Nuestro comportamiento y acciones naturales muestran exteriormente todo lo que se ha formado en nuestra vida: la fe, los motivos y el carácter. Esto es cierto para todos, ya sean jóvenes o mayores. Volvamos a ver la segunda parte de Proverbios 20:11. Dice: "si su obra es pura y si es correcta".

Lucas 6:45 proporciona un buen apoyo para esto. Así como nuestro discurso es el resultado de lo que hay en nuestro corazón, también lo son nuestras acciones. Si hay pureza y recta intención, nuestras acciones lo revelarán. Del mismo modo, si hay egoísmo y motivos equivocados, las personas observadoras verán a través de tus acciones egoístas y engañosas.

Los actos revelan el carácter y las motivaciones. Con el tiempo, los actos habituales se formarán como resultado de la formación del carácter. Y la influencia que uno acumula a lo largo de los años se arraiga de tal manera que, cuando la persona es adulta, ya tiene un rumbo predispuesto de acción y pensamiento.

Conclusión

La gente nace con una inclinación a hacer el mal. Son naturalmente pecadores y buscan sus propios intereses. El mejor momento para forjar un buen carácter y una buena conducta es cuando una persona es todavía joven.

Si tienes un niño pequeño en tu familia o incluso un nuevo cristiano en tu esfera de influencia, ¿por qué no intervienes y le ayudas a encarrilar el camino correcto?

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Y si tú mismo eres ese joven, utiliza tu ternura y tu inclinación para conocer, comprender y vivir las Escrituras. Esta es tu clave para conseguir una sabiduría práctica y una vida plena.