En Cuanto A Mí Y A Mi Casa Significado

"Y si os parece mal servir a Yahveh, elegid hoy a quién serviréis, si a los dioses a los que sirvieron vuestros padres más allá del diluvio, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Yahveh" (Josué 24:15)

Josué fue uno de los mayores líderes del pueblo hebreo en el Antiguo Testamento. Fue un fiel servidor de Dios. Fue el responsable de guiar a Israel en la toma de posesión de la tierra prometida (Deuteronomio 3:28).

Luego, tras cumplir su misión, tenía algo importante que decir al pueblo. Sabía que la idolatría era un problema importante para ellos, por lo que tuvo que enfrentarse a la gente al respecto. Tenían que elegir. ¿A quién elegirían servir: a los ídolos o al Señor?

#1. El problema de la idolatría

Josué recordó al pueblo que sus antepasados adoraban ídolos en Egipto. También observó que sus nuevas naciones vecinas adoraban a otros dioses. Pero sabía que Dios había ordenado:

"No tendrás otros dioses delante de mí" (Éxodo 20:3) y "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas" (Deuteronomio 6:5).

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Estos versículos nos dicen que el Señor quiere nuestra plena devoción, no porque Él la necesite, sino porque nosotros la necesitamos. Los ídolos son ilusiones que alejan nuestro corazón del único Dios verdadero. En la época de Josué, los ídolos eran más fáciles de identificar. Estaban tallados en piedra o en madera. Eran "obra de las manos del hombre" (Salmo 115:4).

Pero hay muchos ídolos que se introducen en el corazón de una persona de forma más sutil: el dinero, el poder, el orgullo, el sexo, otra persona o incluso uno mismo. Cualquier cosa o persona que ocupe el lugar que le corresponde a Dios en nuestra vida como nuestro amado es un ídolo.

#2. La elección más importante en la vida de cualquier persona

Josué dijo: "Elige hoy a quién servirás". Les dio la posibilidad de elegir, aunque tenía autoridad para ordenarles lo que debían hacer. Incluso tenía autoridad para obligarles a adorar al Señor. Pero sabía que Dios quería que su pueblo "le sirviera con toda sinceridad y verdad" (Josué 24:14). Dios no quería que su pueblo se limitara a realizar rituales de adoración externos o a repetir palabras de alabanza vacías.

En tiempos del profeta Isaías, Dios dijo que su pueblo "se acerca a mí con la boca y con los labios me honra, pero ha apartado de mí su corazón" (Isaías 29:13). ¡Fue terrible! Jesús incluso utilizó estas mismas palabras para acusar a los fariseos, llamándolos "hipócritas" (Mateo 15:7-9). Esto no es en absoluto lo que Dios pretendía.

Entonces Josué les recordó todo lo que Dios había hecho hasta entonces (Josué 24:2-13). Entonces les presentó la elección que debían hacer voluntaria y libremente: "¿A quién queréis servir? Nosotros también debemos hacer esta elección. Hay muchos ídolos. Incluso las cosas buenas pueden convertirse en ídolos si las convertimos en objeto de nuestra devoción, de nuestro amor supremo.

Pero el Señor quiere nuestra adoración sincera e indivisa, quiere ser nuestro tesoro más preciado (Mateo 6:21). Piensa en todo lo que el Señor ha hecho por ti, en el sacrificio que Jesús hizo por ti, y decídete.

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#3. Confía en tu elección

Antes de que el pueblo tuviera la oportunidad de decidir, Josué quiso que su elección fuera clara: "pero yo y mi casa serviremos al Señor". No hubo dudas, ni condiciones, ni segundas intenciones. Josué era el líder de la nación. Su ejemplo fue crucial. Él lo sabía, así que dejó claro que había elegido servir al Señor.

Sea cual sea la elección del pueblo, no cambiaría la opinión de Josué. Tampoco iba a dejarse influir por las prácticas de otras naciones. Era un fiel servidor del Señor y no cambiaría. Deberíamos aprender esto de él: estar seguros de nuestra elección, proclamarla al mundo y no dejar que la influencia de otros nos aleje de Dios.

#4. El ejemplo empieza en casa

Pero no se trataba sólo de Josué personalmente. También incluía a toda su familia. Esto no significa que no tuvieran elección o que tuvieran que hacer lo que él quería. Significa que los conocía, que sabía que ellos también habían elegido servir al Señor. Podemos suponer que Josué enseñó a su familia los mandamientos del Señor, como Moisés había ordenado al pueblo:

"Las enseñarás con diligencia a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés sentado en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes" (Deuteronomio 6:7).

Su familia aprendió de él a amar al Señor con todo lo que tenía. No podemos obligar a nuestra familia a elegir al Señor, pero podemos enseñarles sobre Él. Podemos mostrar nuestro amor por Él con nuestras palabras y acciones. Aprenderán a amar al Señor a través de nuestro ejemplo. Y, cuando llegue el momento, también tendrán que hacer su propia elección.

Conclusión

Cada persona que escuchó a Josué aquel día tenía que tomar una decisión. Lo mismo ocurre con nosotros.

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Muchas cosas del mundo luchan en nuestros corazones y mentes para ocupar el lugar que sólo pertenece a Dios. Israel lo sabía muy bien.

Pero después de escuchar las palabras de Josué, eligieron servir al Señor. Dijeron: "Serviremos al Señor nuestro Dios y obedeceremos su voz" (Josué 24:24). Ahora es tu elección: ¿a quién vas a servir?