Vive Lo Que Predicas: Más Allá De Las Palabras Que Proclamamos

Nuestro mensaje de hoy Se llama “Vive lo que predicas”. Quise tocar este tema, por un testimonio personal de hace unos días. Es triste escuchar malos comentarios de algunas personas en contra de hermanos de la misma iglesia, en especial, luego de haber escuchado una predicación motivadora sobre el no juzgar o el amar al prójimo como Dios nos ha amado.

Mi intención es enseñar acerca de lo que Dios realmente desea para nosotros y por qué no debemos juzgar a la ligera y tampoco confundir el concepto de lo que es juzgar con justo juicio. En este apartado, estaremos revisando unos pasajes bíblicos y hablando del verdadero amor de Dios y cómo debemos vivir lo que pregonamos en el altar.

Vive lo que predicas

La transformación que experimentamos como cristianos va más allá de las palabras que proclamamos en el altar. Se trata de vivir de acuerdo con los principios que predicamos, reflejando la obra renovadora de Dios en nuestras vidas.

Este viaje de transformación nos lleva a una renovación interior que impacta cada área de nuestra existencia. Acompáñanos en este recorrido a través de las Escrituras y descubramos juntos cómo vivir lo que predicas es esencial para el testimonio cristiano auténtico.

Índice
  1. La urgencia de la transformación interior
  2. Amar como Dios nos ama
  3. El fruto del Espíritu
  4. La renovación en la Palabra de Dios
  5. Preguntas frecuentes sobre vivir lo que se predica
  6. Conclusión

La urgencia de la transformación interior

Mateo 7:21 (NVI) dice:  

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"No todo el que me dice 'Señor, Señor' entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo."

El primer paso hacia la transformación es reconocer la urgencia de una renovación interior. No es suficiente proclamar a Cristo como Señor con los labios; es imperativo que nuestras acciones reflejen el sometimiento a la voluntad divina. La verdadera transformación comienza cuando decidimos vivir de acuerdo con la Palabra de Dios, permitiendo que Su verdad se arraigue en nuestro ser.

Es fácil caer en la trampa de hablar con entusiasmo sobre la fe mientras nuestras acciones dicen algo diferente. La coherencia entre nuestras palabras y acciones es esencial para ser testigos creíbles del amor de Dios. Esto implica examinar constantemente nuestras vidas y alinearnos con los principios que proclamamos. La transformación no es un evento único, sino un proceso continuo. Pablo nos insta en Romanos 12:2 (LBLA):

"No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál es la voluntad de Dios, eso que es bueno, aceptable y perfecto."

Aquí, la renovación de la mente es clave para vivir una vida transformada y alineada con la voluntad de Dios.

Amar como Dios nos ama

Juan 13:34-35 (RVR1960) expresa lo siguiente:

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"Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros."

La esencia de la transformación radica en amar como Dios nos ama. Vivir lo que predicas implica demostrar este amor en cada interacción. Jesús nos enseña que nuestro amor mutuo es el distintivo que revela nuestra autenticidad como discípulos. No juzgamos con ligereza, sino que amamos con la profundidad del amor divino.

Amar como Dios nos ama va más allá de nuestras preferencias personales. Implica amar incluso a aquellos que pueden ser difíciles de amar, extendiendo gracia y misericordia como hemos recibido. Este tipo de amor desafía nuestras inclinaciones naturales y refleja la transformación interna que Dios está obrando en nosotros. No confundamos la exhortación de no juzgar con la necesidad de discernir. Mateo 7:6 (NVI) nos dice:

"No den a los perros lo que es sagrado; no tiren sus perlas a los cerdos. Si lo hacen, estos las pisotearán, y volviéndose, los despedazarán."

Aquí, Jesús nos enseña a discernir cómo compartimos el mensaje de salvación, recordándonos la importancia del justo juicio en el proceso de transformación.

El fruto del Espíritu

Gálatas 5:22-23 (NVI) nos dice:

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"Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio. Contra tales cosas no hay ley."

La transformación interior se manifiesta en el fruto del Espíritu que cultivamos. Este pasaje en Gálatas nos ofrece un cuadro claro de cómo una vida transformada se ve y se experimenta. Vivir lo que predicas implica permitir que el Espíritu Santo produzca en nosotros estas maravillosas cualidades.

Cada aspecto del fruto del Espíritu tiene aplicaciones prácticas en nuestras vidas diarias. Buscamos amar en medio de los desafíos, mantener la paz en la adversidad, y demostrar paciencia y bondad en nuestras interacciones cotidianas. Este es el testimonio visible de una transformación genuina.

La evaluación constante de nuestro fruto es esencial para asegurarnos de que estamos viviendo lo que predicamos. ¿Nuestro amor es genuino? ¿Nuestra paciencia se manifiesta incluso en las circunstancias difíciles? La reflexión honesta nos ayuda a identificar áreas donde la transformación aún puede estar en proceso.

La renovación en la Palabra de Dios

Romanos 12:2 (RVR1960) dice lo siguiente:

"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."

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La Palabra de Dios es una herramienta poderosa en el proceso de transformación. Vivir lo que predicamos implica sumergirnos en la verdad bíblica y permitir que ella moldee nuestro entendimiento y comportamiento. La renovación constante proviene de la meditación y aplicación práctica de la Palabra en nuestras vidas. La meditación diaria en la Palabra nos conecta con la fuente de transformación. Salmo 1:2-3 (LBLA) ilustra esto:

"Sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo y su hoja no se marchita."

La transformación no se queda en la teoría; se manifiesta en la práctica diaria. Santiago 1:22 (NVI) nos insta:

"Pero pongan por obra la palabra, y no se contenten solo con oírla, pues así se engañarían a ustedes mismos."

La aplicación práctica de la Palabra es esencial para vivir coherentemente con lo que predicamos.

Preguntas frecuentes sobre vivir lo que se predica

A continuación, te mostraremos preguntas frecuentes que aclaran algunas cosas puntuales del tema:

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  1. ¿Cómo puedo saber si realmente estoy experimentando una transformación interna? La coherencia entre tus palabras y acciones, junto con el fruto del Espíritu visible en tu vida, son señales claras de la transformación interna.
  2. ¿Cómo puedo lidiar con la hipocresía si reconozco que no siempre vivo lo que predico? Reconocer áreas de mejora es el primer paso. Buscar la gracia de Dios, arrepentirse y comprometerse a un cambio genuino son pasos adicionales.
  3. ¿Es posible vivir completamente sin juzgar a otros? La Biblia nos llama a discernir y corregir en amor, pero no a juzgar con condena. Practicar el amor incondicional es clave.
  4. ¿Cómo manejar las críticas y chismes en la iglesia? Responder con amor, buscar la reconciliación y mantener una actitud humilde son estrategias bíblicas para manejar las críticas.
  5. ¿Qué hacer si siento que mi amor hacia los demás es superficial? Buscar el amor genuino a través de la oración, la reflexión y la aplicación práctica de la Palabra en tus relaciones.
  6. ¿Cómo equilibrar la necesidad de discernimiento con el mandato de no juzgar? Discernir en amor implica buscar la corrección constructiva, no la condena. La motivación y actitud son clave en esto.
  7. ¿Cómo puedo cultivar el fruto del Espíritu en mi vida diaria? La oración constante, la rendición a la guía del Espíritu Santo y la aplicación práctica de los principios bíblicos son fundamentales para cultivar el fruto del Espíritu.
  8. ¿Qué hacer si encuentro resistencia interna para cambiar ciertos comportamientos? Buscar el apoyo de la comunidad cristiana, la oración y la renovación constante en la Palabra pueden ayudar a superar la resistencia interna.
  9. ¿Es posible vivir una vida transformada sin la influencia de la Palabra de Dios? La Palabra de Dios es fundamental para la transformación. Sin su influencia, la renovación interior y el cambio auténtico son difíciles de alcanzar.
  10. ¿Cómo puedo mantener la consistencia en mi transformación a lo largo del tiempo? La conexión constante con Dios a través de la oración, la meditación en la Palabra y el apoyo de la comunidad cristiana contribuyen a mantener la consistencia en la transformación a lo largo del tiempo.

Conclusión

Vivir lo que predicamos es más que un mandato; es la esencia misma de la vida cristiana. Este llamado nos desafía a ser testigos auténticos de la obra transformadora de Dios en nuestras vidas, permitiendo que nuestras palabras y acciones reflejen la verdad que proclamamos en el altar.

La transformación interior, como nos enseña la Palabra de Dios, va más allá de una simple afirmación de fe. Es un compromiso diario de alinearnos con la voluntad divina, amar como Dios nos ama y cultivar el fruto del Espíritu en cada aspecto de nuestras vidas.

Enfrentemos el desafío de vivir lo que predicamos con humildad, confiando en la guía constante del Espíritu Santo y sumergiéndonos en la Palabra que nos transforma. Así, seremos testigos vivos de la verdad que proclamamos, llevando la luz de la transformación divina a un mundo que anhela ver vidas auténticamente cambiadas por el poder de Dios.

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