Por Poco Me Persuades A Ser Cristiano. Predicación

¿Has escuchado alguna vez la frase “por poco me persuades a ser cristiano”? Esta frase fue pronunciada por el rey Agripa, cuando el apóstol Pablo le predicó el evangelio de Jesucristo. Esta historia se encuentra en el capítulo 26 del libro de los Hechos de los Apóstoles, y nos muestra el poder de la predicación, pero también la dureza del corazón humano.

En este artículo, veremos el contexto histórico, el contenido y el propósito de la predicación de Pablo ante Agripa, y las lecciones que podemos aprender de ella. También veremos cómo podemos aplicar estas lecciones a nuestra vida y a nuestro ministerio, para que podamos persuadir a otros a ser cristianos, y no solo por poco, sino de todo corazón.

Por poco me persuades a ser cristiano

Índice
  1. Contexto histórico de la predicación de Pablo ante Agripa
  2. El contenido y el propósito de la predicación de Pablo ante Agripa
  3. Lecciones que podemos aprender de la predicación de Pablo ante Agripa
  4. Preguntas frecuentes
    1. ¿Qué significa persuadir?
    2. ¿Qué significa ser cristiano?
    3. ¿Qué significa por poco?
    4. ¿Qué significa ser persuadido a ser cristiano?
  5. Conclusión

Contexto histórico de la predicación de Pablo ante Agripa

Pablo era un judío de nacimiento, pero también un ciudadano romano. Había sido educado en la ley de Moisés, y había perseguido a los cristianos con celo, hasta que tuvo un encuentro con el Señor Jesús en el camino a Damasco. Desde entonces, se convirtió en un apóstol de Cristo, y predicó el evangelio por todo el mundo conocido, especialmente a los gentiles. (Hechos 9:1-22; 22:1-21; 26:4-18)

Pablo había regresado a Jerusalén después de su tercer viaje misionero, con el propósito de llevar una ofrenda a los pobres de la iglesia. Sin embargo, fue acusado falsamente por algunos judíos de haber profanado el templo, y fue arrestado por las autoridades romanas.

El apóstol, se defendió ante el tribuno, el concilio judío, el gobernador Félix y el gobernador Festo, alegando que no había hecho nada contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra el César, sino que creía en la resurrección de los muertos, y en Jesús como el Mesías prometido. (Hechos 21:17-26:32)

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Pablo, haciendo uso de su derecho como ciudadano romano, apeló al César, es decir, al emperador Nerón, para que fuera juzgado por él. Festo, el gobernador, accedió a su petición, pero antes de enviarlo a Roma, quiso consultar con el rey Agripa, que era un experto en las costumbres judías.

Agripa era el hijo de Herodes Agripa I, el que había matado al apóstol Santiago, y el nieto de Herodes Antipas, el que había decapitado a Juan el Bautista. Este hombre, tenía el título de rey, pero estaba bajo el dominio romano, y tenía a su cargo algunas regiones de Judea y Galilea. (Hechos 25:1-27; 26:1-3)

Festo y Agripa, junto con sus esposas, Bernice y Drusila, y otros dignatarios, se reunieron en el auditorio del palacio de Festo, en Cesarea, para escuchar a Pablo. Pablo fue traído con cadenas, y se le dio la oportunidad de hablar por sí mismo. Pablo, entonces, aprovechó la ocasión para predicar el evangelio a esta audiencia tan ilustre, y especialmente al rey Agripa, al que consideraba un conocedor de las Escrituras. (Hechos 25:23-26:1)

El contenido y el propósito de la predicación de Pablo ante Agripa

La predicación de Pablo ante Agripa se puede dividir en tres partes: su testimonio personal, su exposición bíblica y su llamado a la fe. Veamos cada una de ellas:

  • Su testimonio personal: Pablo comenzó su predicación contando su historia personal, desde su infancia hasta su conversión. Explicó cómo había sido criado en el judaísmo, y cómo había perseguido a los cristianos con fanatismo, pensando que servía a Dios. Luego, narró cómo había visto al Señor Jesús en el camino a Damasco, y cómo había recibido el mandato de predicar el evangelio a los gentiles. También relató cómo había sufrido persecuciones, cárceles, azotes, naufragios y peligros por causa de Cristo, pero cómo había sido librado por la gracia de Dios. (Hechos 26:4-23)

El propósito de esta parte de la predicación era mostrar la veracidad y la relevancia del evangelio, a través de la experiencia personal de Pablo. Anhelaba que Agripa y los demás oyentes supieran que él no era un impostor, ni un loco, ni un rebelde, sino un testigo fiel y veraz de lo que había visto y oído. Necesitaba que vieran el cambio radical que había ocurrido en su vida, y el poder transformador del evangelio. Deseaba que se identificaran con él, y se preguntaran si ellos también necesitaban un encuentro con Cristo.

  • Su exposición bíblica: Pablo continuó su predicación explicando el contenido y el cumplimiento del evangelio, a la luz de las Escrituras. Afirmó que él predicaba nada más que lo que los profetas y Moisés habían dicho que habría de suceder, es decir, que el Cristo había de padecer, y ser el primero en resucitar de los muertos, y anunciar luz al pueblo judío y a los gentiles. (Hechos 26:22-23)

El propósito de esta parte de la predicación era mostrar la autoridad y la coherencia del evangelio, a través de la revelación bíblica. Pablo quería que Agripa y los demás oyentes supieran que él no predicaba una doctrina nueva, ni extraña, ni contraria a la ley de los judíos, sino que predicaba el cumplimiento de las antiguas promesas de Dios. Necesitaba que vieran la armonía y la unidad de las Escrituras, y el plan de salvación de Dios. Deseaba que reconocieran que Jesús era el Mesías esperado, y el Salvador del mundo.

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  • Su llamado a la fe: Pablo concluyó su predicación haciendo un llamado directo y personal a la fe, dirigido especialmente al rey Agripa. Le preguntó si creía a los profetas, y le dijo que él sabía que creía. Luego, le dijo que por esa causa estaba él sujeto a cadenas, por la esperanza de la promesa que Dios había hecho a los padres, de la cual él era testigo. Finalmente, le explicó que él deseaba que todos los que le oían fueran como él, excepto en estas cadenas. (Hechos 26:24-29)

El propósito de esta parte de la predicación era mostrar la urgencia y la necesidad del evangelio, a través de la invitación a la fe. Pablo quería que los oyentes supieran que él no buscaba su propia defensa, ni su propia gloria, ni su propia libertad, sino que buscaba la salvación de sus almas. Deseaba vieran la gracia y el amor de Dios, y la esperanza y la alegría de los que creen en Cristo. Necesitaba que respondieran al evangelio, y se convirtieran en cristianos, y no solo por poco, sino de todo corazón.

Lecciones que podemos aprender de la predicación de Pablo ante Agripa

La predicación de Pablo ante Agripa nos deja varias lecciones que podemos aplicar a nuestra vida y a nuestro ministerio. Veamos algunas de ellas:

  • La predicación debe ser fiel al evangelio, y no acomodarse a las preferencias o las presiones del mundo. Pablo no se avergonzó del evangelio, ni lo adulteró, ni lo diluyó, sino que lo proclamó con claridad y con valor, aun ante las autoridades más poderosas de su tiempo. Pablo no buscó agradar al hombre sino a Dios.
  • La predicación debe ser contextualizada al público, y no ser irrelevante o incomprensible para ellos. Pablo adaptó su predicación al conocimiento y al interés de Agripa, y usó argumentos que él podía entender y verificar. Pablo no usó términos técnicos, ni citas desconocidas. Tampoco usó ejemplos ajenos, sino que se basó en las Escrituras, en la historia y en su propia experiencia. Pablo no habló de sí mismo, ni de sus problemas o de sus opiniones, sino que habló de Cristo, y de su obra, y de su oferta de salvación.
  • La predicación debe ser apasionada y persuasiva, y no ser fría o indiferente para ellos. Pablo predicó con fervor y con convicción, y no con apatía o con rutina. Este hombre de Dios, no solo expuso la verdad, sino que también la aplicó, y la invitó a responder. Pablo no solo informó, sino que también confrontó, y desafió. Este no solo habló con la mente, sino también con el corazón, y con el espíritu.

Preguntas frecuentes

Aquí hay algunas preguntas frecuentes que pueden surgir al leer este artículo, y sus respectivas respuestas:

¿Qué significa persuadir?

Significa convencer a alguien de algo, mediante razones, argumentos, evidencias, ejemplos, testimonios, entre otros. Persuadir implica apelar tanto a la razón como a la emoción, y buscar que la persona cambie su forma de pensar, de sentir o de actuar.

Persuadir no es lo mismo que manipular, que es engañar o forzar a alguien a hacer algo que no quiere o que no le conviene. Persuadir es un arte y una ciencia, que requiere de habilidad, de conocimiento, de sensibilidad y de integridad.

¿Qué significa ser cristiano?

Significa ser seguidor de Cristo, es decir, de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, el Señor de todo. Ser cristiano implica creer en el evangelio, que es la buena noticia de que Dios amó al mundo de tal manera, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Esto implica también arrepentirse de los pecados, y recibir el perdón y la gracia de Dios

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¿Qué significa por poco?

Significa que algo estuvo a punto de suceder, pero no sucedió, por una pequeña diferencia, distancia, escasa cantidad, o por una leve circunstancia, entre otras cosas. Por poco implica que algo se quedó en el límite. Esto quiere decir también que algo se frustró justo en el momento en que iba a suceder.

¿Qué significa ser persuadido a ser cristiano?

Significa ser convencido de la verdad y la relevancia del evangelio, y de la necesidad y la urgencia de la fe en Cristo, mediante la predicación, el testimonio, la evidencia, el razonamiento, la oración, el amor, entre otras cosas. Esto implica cambiar de opinión, de actitud y de conducta, conforme a la voluntad de Dios.

Conclusión

La predicación de Pablo ante Agripa nos muestra el valor de la fidelidad, la claridad y la sinceridad al proclamar el evangelio de Jesucristo. Pablo no se avergonzó de su testimonio, ni de las verdades bíblicas, ni de la esperanza que tenía en la resurrección. Pablo expuso el plan de salvación de Dios, desde las promesas hechas a los patriarcas, hasta el cumplimiento en Jesús, el Hijo de Dios. El apóstol Pablo, invitó a Agripa a creer en Jesús, y le hizo una pregunta directa:

“¿Crees tú, rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees”. (Hechos 26:27)

Sin embargo, Agripa rechazó la oferta de gracia, y respondió:

Por poco me persuades a ser cristiano” (Hechos 26:28).

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Esta frase revela la indiferencia, la incredulidad y la resistencia de Agripa ante el mensaje de salvación. Agripa prefirió seguir siendo un rey terrenal, que ser un hijo del Rey celestial.

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