Abriendo Nuestra Vida Al Obrar De Dios: 6 Pasos A Seguir

La vida cristiana es una invitación constante a abrir nuestras vidas al obrar de Dios. Este proceso de entrega y confianza es esencial para experimentar la plenitud de la relación con nuestro Creador. En este artículo, exploraremos cómo podemos conscientemente abrir nuestra vida a lo que Dios quiere de nosotros, basándonos en las enseñanzas bíblicas que nos guían en este viaje de fe.

Cómo abrir nuestra vida al obrar de Dios

Índice
  1. 1. La decisión de abandonar nuestra propia dirección
  2. 2. La apertura a la transformación personal
  3. 3. La práctica de la oración continua
  4. 4. La generosidad como manifestación de la apertura a Dios
  5. 5. La confianza en la providencia divina
  6. Preguntas frecuentes sobre abrir nuestra vida al obrar de Dios
  7. Conclusión

1. La decisión de abandonar nuestra propia dirección

Abrir nuestra vida al obrar de Dios comienza con la humildad de reconocer nuestra limitación humana. En Proverbios 3:5-6, se nos insta a confiar en el Señor con todo nuestro corazón y no depender de nuestro propio entendimiento. La decisión consciente de abandonar nuestra sabiduría limitada es el primer paso hacia una vida guiada por la sabiduría divina.

El Salmo 37:5 nos exhorta a "encomendar al Señor nuestros caminos" y confiar en Él. Esto implica no solo reconocer la soberanía de Dios, sino también entregarle nuestras decisiones y planes. Al soltar nuestras propias ideas preconcebidas, damos paso al obrar de Dios en cada área de nuestras vidas.

El momento en que Jesús oró en el Jardín de Getsemaní antes de su crucifixión es un poderoso ejemplo de abandonar nuestra propia voluntad. Lucas 22:42 registra sus palabras:

"Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya".

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Seguir este ejemplo implica rendirnos completamente a la voluntad de Dios.

2. La apertura a la transformación personal

Abrir nuestra vida al obrar de Dios implica una transformación interna. Romanos 12:2 nos anima a no conformarnos a este mundo, sino ser transformados mediante la renovación de nuestra mente. Esta renovación proviene de sumergirnos en la Palabra de Dios y permitir que Su verdad modele nuestros pensamientos y actitudes.

La obra transformadora de Dios se realiza a través del Espíritu Santo que mora en nosotros. Colosenses 3:10 nos habla de "vestirnos del nuevo hombre", creado según la imagen de Aquel que nos creó. Colaborar con el Espíritu implica permitirle trabajar en áreas de nuestra vida que necesitan ser conformadas a la semejanza de Cristo.

La apertura a la transformación personal se basa en la fe activa en la promesa de la nueva creación en Cristo. 2 Corintios 5:17 proclama que "si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas". Creer y vivir en esta verdad impulsa la apertura a la obra transformadora de Dios.

3. La práctica de la oración continua

La oración es el medio por el cual abrimos nuestra vida al diálogo constante con Dios. 1 Tesalonicenses 5:16-18 nos insta a orar sin cesar y dar gracias en todo. La práctica de la oración continua no solo fortalece nuestra relación con Dios, sino que también nos mantiene abiertos a Su dirección y guía. La oración efectiva implica no solo presentar nuestras peticiones, sino también buscar la voluntad de Dios. Mateo 6:10, en la oración del Padre Nuestro, nos enseña a decir:

"Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo".

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Esta actitud refleja una apertura genuina y una disposición a alinearnos con el plan divino. El Monte de los Olivos es otro lugar significativo donde Jesús nos dejó un ejemplo de oración y sumisión a la voluntad de Dios. Mateo 26:39 registra su súplica:

"Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como quieres tú".

La apertura a la voluntad de Dios se manifiesta en nuestra disposición de rendir nuestras peticiones a Su soberanía.

4. La generosidad como manifestación de la apertura a Dios

Abrir nuestra vida al obrar de Dios incluye vivir el principio bíblico de dar y recibir. Lucas 6:38 nos enseña que "con la medida con que medís, os será medido". La generosidad no se limita únicamente a las posesiones materiales, sino que abarca nuestra disposición a dar amor, gracia y tiempo a los demás.

2 Corintios 9:7 nos recuerda que "Dios ama al dador alegre". Al abrir nuestras manos para dar, participamos en el propósito divino de bendecir a otros. La generosidad no solo impacta a aquellos a quienes damos, sino que también nos conecta con el corazón de Dios, quien es el Dador por excelencia.

La generosidad refleja el amor de Dios que nos fue demostrado a través de Cristo. Juan 3:16 nos recuerda que "Dios amó al mundo de tal manera que dio". Al abrir nuestras vidas al acto de dar, modelamos el amor sacrificial de nuestro Salvador y participamos en Su obra redentora en el mundo.

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5. La confianza en la providencia divina

Rendir nuestra vida al obrar de Dios implica confiar en Su providencia. Filipenses 4:19 nos asegura que "mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús". Esta confianza nos libera de la ansiedad y nos permite vivir con la seguridad de que Dios cuidará de nosotros.

Mateo 6:33 nos ofrece una clave para abrir nuestra vida a la provisión divina: "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". Al priorizar la búsqueda del reino de Dios, confiamos en que Él suplirá nuestras necesidades conforme a Su voluntad.

La confianza en la providencia divina culmina en la experiencia de la paz que sobrepasa todo entendimiento. Filipenses 4:6-7 nos insta a no estar ansiosos por nada, sino a presentar nuestras peticiones a Dios con acción de gracias, y la paz de Dios guardará nuestros corazones y mentes en Cristo Jesús.

Preguntas frecuentes sobre abrir nuestra vida al obrar de Dios

Revisemos esta sección de preguntas frecuentes para detalles puntuales:

  1. ¿Cómo puedo saber si estoy verdaderamente abriendo mi vida al obrar de Dios? La evidencia incluye una creciente dependencia de Dios, una transformación interna y una mayor disposición a seguir Su voluntad.
  2. ¿Qué hacer si siento resistencia al abandonar mi propia dirección en la vida? La resistencia es natural, pero la oración, la reflexión en las Escrituras y buscar el apoyo de la comunidad cristiana pueden ayudar a superarla.
  3. ¿Cómo discernir la voluntad de Dios en medio de las decisiones diarias? La oración constante, la búsqueda de la guía en la Biblia y la atención a las convicciones del Espíritu Santo son clave para discernir la voluntad de Dios.
  4. ¿Qué hacer si me resulta difícil confiar en la providencia divina? Cultivar la confianza implica recordar las promesas de Dios, mirar Su fidelidad pasada y buscar testimonios de Su provisión en la vida de otros creyentes.
  5. ¿Cómo practicar la generosidad cuando tengo recursos limitados? La generosidad no siempre está ligada a recursos financieros. Dar tiempo, atención y amor son formas valiosas de ser generoso.
  6. ¿Cómo superar la ansiedad sobre el futuro al confiar en la providencia divina? La oración, la meditación en las Escrituras y la entrega constante de nuestras preocupaciones a Dios son pasos para superar la ansiedad y confiar en Su providencia.
  7. ¿Es posible abrir nuestra vida al obrar de Dios incluso en medio de circunstancias difíciles? Sí, la apertura a Dios puede ser especialmente transformadora en tiempos difíciles. La confianza en Su soberanía y amor sustentará en cualquier situación.
  8. ¿Qué significa buscar primero el reino de Dios en la práctica diaria? Buscar primero el reino implica tomar decisiones con base en los principios y valores del reino de Dios, priorizando la voluntad divina sobre nuestras propias agendas.
  9. ¿Cómo mantener la fe en la providencia de Dios cuando las cosas no van como esperaba? La fe se fortalece recordando que la providencia de Dios no siempre se manifiesta como esperamos. Confiamos en que Él obra para nuestro bien, incluso en medio de las dificultades.
  10. ¿El proceso de abrir nuestra vida al obrar de Dios es un viaje único o continuo? Es un viaje continuo. A medida que crecemos en nuestra relación con Dios, experimentamos nuevas dimensiones de Su obra en nuestras vidas, requiriendo una apertura constante.

Conclusión

Abrir nuestra vida al obrar de Dios es un viaje de fe, confianza y transformación continua. Al seguir los principios bíblicos de entrega, transformación personal, oración, generosidad y confianza en la providencia divina, experimentamos la plenitud de la vida que Dios diseñó para nosotros. Vivir en apertura constante a Dios es maravilloso. Esto debe inspirarnos a abrir nuestro corazón, mente y voluntad al obrar transformador de nuestro Padre celestial.

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