No Te Emborraches Con El Vino - Significado Y Meditación

"Y no os embriaguéis con el vino, en el que hay exceso, sino sed llenos del Espíritu; (Efesios 5:18). El tema del alcohol puede provocar una tormenta de fuego incluso en la más piadosa de las congregaciones. Algunas personas piensan que tienen derecho a consumir lo que quieran, ya que han sido redimidas por la gracia de Dios y su espíritu sobrevivirá a su cuerpo terrenal.

Otros condenan a los que beben por sensibilidad social, por la apariencia de glotonería o adicción, o simplemente por una mentalidad egocéntrica y sentenciosa. Y utilizar la respuesta simplista de que "Jesús bebió vino en la boda" no ayuda. Entonces, ¿Cómo responden realmente las Escrituras a la pregunta sobre el consumo de vino?

1. Salvados para ser hijos de la luz

Antes de responder a esta pregunta, Pablo nos recuerda que se nos ordena ser "discípulos de Dios" que "caminan en el amor" en nuestras relaciones con los demás (Efesios 5:1-2). Esto nos permite reflexionar sobre el amor sacrificado de Jesucristo, que se entregó por nosotros y nos dio el ejemplo de vivir por el bien de los que nos rodean.

Presenta otras formas concretas de evitar vivir injustamente y enumera algunos comportamientos específicos que debemos evitar (Efesios 5:3-6). Entre ellas se encuentran la inmoralidad y la impureza, la avaricia, el lenguaje obsceno, las palabras desconsideradas e hirientes, la idolatría y la desobediencia a las palabras de Dios. Incluso llega a decir que la gente no participará en la herencia del amor de Dios si vive de esta manera, porque demuestra su falta de fe en Dios (Efesios 5:5).

En cambio, estamos llamados a ser "hijos de la luz" (Efesios 5:8). El apóstol Pedro refuerza este punto más adelante, repitiendo nuestra llamada de Dios "de las tinieblas a su luz maravillosa" (1 Pedro 2:9). La luz siempre está asociada a la presencia de Dios, y Él llevará toda nuestra vida a la luz si se lo permitimos. Incluso las partes más oscuras de nosotros mismos pueden quedar expuestas a su luz brillante y redentora (Salmo 139:12).

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2. Los durmientes del  llamado vuelven a la vida

La oscuridad y la muerte se asocian con imágenes en todo el Antiguo y el Nuevo Testamento. Hemos sido llamados de las tinieblas a la luz; hemos sido resucitados de la tumba para caminar en una vida nueva (Romanos 6:4). Si realmente hemos creído con todo nuestro corazón y hemos entregado cada parte de nosotros al señorío de Jesucristo como nuestro Salvador, podemos vivir en la luz con Él (1 Juan 1:7).

Pablo recuerda las profecías de Isaías, que predijo un tiempo en el que el pueblo sería resucitado como de entre los muertos y se le daría una nueva vida. Anteriormente habían estado dormidos, pero Cristo haría brillar su brillante luz sobre ellos y los resucitaría a una vida nueva y gloriosa (Efesios 5:14).

3. Cambiar la insensibilidad por el amor

La característica de esta nueva vida es la sabiduría de Dios (Efesios 5:15). Aunque no tenga sentido para el mundo que nos rodea (1 Corintios 1:27), debemos aferrarnos a la verdad de las Escrituras. Debemos aprovechar cualquier oportunidad para compartir el amor de Dios y buscar su voluntad en nuestras vidas (Efesios 5:17).

Aquí es donde entra el juicio de Pablo sobre el vino. Es cierto que Jesús bebía vino en ceremonias como las bodas y la Pascua; era una bebida habitual en la época. El propio Pablo aconsejó a su protegido, Timoteo, que bebiera un poco de vino por razones médicas (1 Timoteo 5:23), por lo que está claro que el vino en sí no estaba prohibido.

El problema no es la bebida, sino el estado de embriaguez. Pablo advierte que beber demasiado vino -lo que incluso los incrédulos confirmarán que conduce al deterioro y a problemas de salud crónicos- conducirá al "exceso", o a lo que se traduce en otro lugar como "libertinaje" (Efesios 5:18).

El mandamiento opuesto, el de estar "llenos del Espíritu", no nos llevará a esa deficiencia, sino que nos conducirá a una forma de vida más rica y satisfactoria. Cuando se utiliza en su contexto adecuado, el alcohol puede ser perfectamente aceptable. Después de todo, Dios creó el fruto de la vid y lo declaró bueno (Génesis 1:11-12).

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Por otro lado, para los cristianos, el cáliz de Cristo simboliza su sangre derramada para el perdón de nuestros pecados (Marcos 14:24). Sin embargo, cuando abandonamos la sabiduría y las instrucciones de Dios y nos dejamos consumir por cualquier cosa en lugar de por nuestro Creador, desequilibramos las cosas y abandonamos nuestra vocación.

4. Someterse a Cristo nuestro Señor

Como hemos visto, debemos estar llenos del Espíritu Santo y someternos a la voluntad de Dios con gratitud y adoración, e incluso unos a otros con amor (Efesios 5:20-21).

Pablo predicó a los filipinos que no debíamos considerarnos mejores que nadie (Filipenses 2:1-4), e instruyó a la iglesia de Corinto para que no utilizaran su licencia como excusa para ofender a alguien con una conciencia más sensible, para no caer en el pecado (1 Corintios 8:9-13).

En cambio, enseña que debemos seguir el ejemplo de Cristo, que se humilló ante los hombres en obediencia a la sabiduría y la voluntad de Dios (Filipenses 2:5-8).

Conclusión

Recuerda que el problema no es la bebida en sí, sino lo que la devoción al alcohol -o cualquier otra cosa en nuestra vida- puede representar. Cualquier cosa que se sitúe por encima de Dios es idolatría, y no podemos dejarnos consumir por otra cosa que no sea la devoción a la cruz de Cristo y el amor a Dios Padre.

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