El Diezmo Es Obligatorio Hoy En Día: Verdadero O Falso

La cuestión del diezmo ha sido un tema de debate y discusión dentro de la comunidad cristiana durante muchos años. Algunas iglesias y denominaciones creen firmemente que el diezmo es una obligación bíblica que debe ser cumplida por los fieles, mientras que otras creen que el diezmo es una práctica obsoleta que no tiene lugar en la iglesia moderna.

En este artículo, analizaremos si el diezmo es obligatorio hoy en día. Utilizaremos la Biblia Kadosh como nuestra fuente de referencia principal para este estudio bíblico profundo sobre la necesidad del cumplimiento de este principio en la actualidad.

El diezmo es obligatorio hoy en día: verdad o mentira

Índice
  1. ¿Qué es el diezmo?
  2. ¿Es el diezmo obligatorio hoy en día?
    1. ¿Dónde se aplicaba el diezmo?
    2. ¿Cómo debe ser visto el diezmo?
  3. Conclusión

¿Qué es el diezmo?

Antes de entrar en el debate sobre si el diezmo es obligatorio hoy en día o no, es importante entender lo que es el diezmo. En la Biblia, el diezmo se refiere a la práctica de dar el 10% de los ingresos de uno a la iglesia o al sacerdote como ofrenda de agradecimiento a Dios.

El diezmo se menciona por primera vez en la Biblia en el libro de Génesis, cuando Abraham le dio el diezmo a Melquisedec, el sacerdote de Dios. En Levítico, se establecen las leyes sobre el diezmo, incluyendo que el diezmo debe ser del 10% de los ingresos de uno y que debe ser entregado al sacerdote.

En el Nuevo Testamento, Jesús también habla del diezmo en Mateo 23:23, cuando dice: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello."

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¿Es el diezmo obligatorio hoy en día?

Para empezar, debemos entender que el diezmo era una práctica común en la cultura hebrea del Antiguo Testamento. La palabra "diezmo" viene de la palabra hebrea "maaser", que significa "décima parte".

En el Antiguo Testamento, el diezmo se refería específicamente a la décima parte de los productos agrícolas y animales que se producían en la tierra, y se utilizaba para el mantenimiento del templo, el sostenimiento de los sacerdotes y levitas, y para ayudar a los pobres y necesitados.

Sin embargo, con la llegada del Nuevo Testamento, encontramos una nueva enseñanza sobre la forma de dar y contribuir a la obra de Dios. Jesús y los apóstoles nunca enseñaron sobre el diezmo como una obligación para los cristianos.

En lugar de ello, enseñaron sobre la importancia de dar generosamente y con alegría, sin una cantidad específica a seguir. Un pasaje clave en el Nuevo Testamento que aborda este tema es 2 Corintios 9:7, que dice:

"Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre".

Este pasaje nos muestra que nuestra contribución a la obra de Dios no debe ser por obligación o por cumplir con una ley, sino que debe ser una expresión de amor y gratitud hacia Dios, y que debemos dar con alegría y generosidad. Además, el Nuevo Testamento nos habla de la libertad que tenemos en Cristo. Gálatas 5:1 nos dice:

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"Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de esclavitud".

Esto significa que, en Cristo, ya no estamos bajo la ley, sino que somos libres para servir a Dios de una manera que exprese nuestro amor y gratitud hacia Él. También encontramos en el Nuevo Testamento ejemplos de cómo se llevaba a cabo la contribución en la iglesia primitiva. En Hechos 2:44-45, leemos:

"Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y los compartían con todos, según cada uno tenía necesidad".

Este pasaje nos muestra que los primeros cristianos compartían lo que tenían con los demás, no por una obligación legal, sino por amor y  de acuerdo a la necesidad. Por lo tanto, desde la perspectiva de la Iglesia Bautista, creemos que el diezmo no es obligatorio hoy en día.

¿Dónde se aplicaba el diezmo?

El diezmo fue una práctica común en el Antiguo Testamento, pero el Nuevo Testamento nos habla de la libertad que tenemos en Cristo y de la importancia de dar generosamente y con alegría. Debemos dar nuestra contribución a la obra de Dios de acuerdo a lo que hemos decidido en nuestro corazón, no por obligación o por cumplir con una ley.

Además, debemos tener en cuenta que el diezmo era una ley específica para el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, y no una ley universal para todas las personas en todas las épocas. Si bien podemos aprender de la actitud generosa de los hebreos hacia la obra de Dios, no estamos obligados a seguir su práctica exacta del diezmo.

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Es importante destacar que esto no significa que no debamos contribuir a la obra de Dios en la iglesia. Por el contrario, la Biblia nos enseña la importancia de apoyar y sostener la obra de Dios. En 1 Corintios 16:2, Pablo dice:

"Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas".

Esto nos muestra la importancia de contribuir regularmente a la obra de Dios, pero sin una cantidad específica a seguir.

¿Cómo debe ser visto el diezmo?

El diezmo no debe ser visto como una forma de comprar la bendición de Dios. Dar nuestro diezmo no nos garantiza la bendición de Dios, ya que la bendición de Dios no puede ser comprada o ganada por obras. En cambio, debemos dar nuestro diezmo y nuestras ofrendas como una expresión de nuestro amor y gratitud hacia Dios.

Conclusión

El diezmo no es obligatorio hoy en día. Si bien fue una práctica común en el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento nos enseña sobre la libertad que tenemos en Cristo y la importancia de dar generosamente y con alegría.

Debemos dar nuestra contribución a la obra de Dios de acuerdo a lo que hemos decidido en nuestro corazón, no por obligación o por cumplir con una ley. Es necesario recordar que nuestro apoyo a la obra de Dios debe ser una expresión de amor y gratitud hacia Él, y debemos contribuir regularmente sin una cantidad específica a seguir.

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