20 Maneras De Amar A Dios Con Todo Tu Corazón, Alma, Mente Y Fuerza

En el Evangelio de Marcos, capítulo 12, el evangelista relató una conversación entre un escriba y el Señor Jesús, en la que el hombre le preguntó cuál era el primer mandamiento de todos. Jesús le respondió:

"El primero de todos los mandamientos es: Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es un solo Señor; y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el primer mandamiento. (Marcos 12:29-30, Versión Reina-Valera - KJV).

Maneras De Amar A Dios

He aquí 20 cosas que debemos hacer para obedecer este mandamiento de Jesús y amar a Dios:

Índice
  1. 1. Comprende lo que es el amor desde una perspectiva bíblica
  2. 2. Reconocer nuestra dependencia del Espíritu Santo
  3. 3. Amar a Dios con todo el corazón
  4. 4. Amar a Dios con toda nuestra alma
  5. 5. Amar a Dios con toda nuestra mente
  6. 6. Amar a Dios con todas nuestras fuerzas
  7. 7. Ama a Jesús por encima del mundo y de todo lo demás
  8. 8. Amar a Dios con acciones prácticas
  9. 9. Obedecer los mandatos de Dios
  10. 10. Ama al prójimo
  11. 11. Acostúmbrate a leer la biblia cada día
  12. 12. Desarrolla un hábito de oración diario
  13. 13. Estudia la Biblia con diligencia
  14. 14. Alaba y adora al Señor
  15. 15. Expresa tu gratitud a Dios
  16. 16. Difunde el mensaje del Evangelio
  17. 17. Involúcrate en hacer discípulos
  18. 18. Implícate en las misiones
  19. 19. Expresa el amor de Dios sirviendo a los demás
  20. 20. Sé activo en tu iglesia local
  21. Conclusión

1. Comprende lo que es el amor desde una perspectiva bíblica

La palabra "amor" tiene muchos significados y, como tal, puede aplicarse a diferentes situaciones. Por ejemplo, existe el amor entre una madre y su hijo, entre amigos, el amor romántico entre un hombre y una mujer, etc.

Cuando hablamos del gran amor al que se refería Jesús, algunas referencias bíblicas lo traducen como "amor firme". También se le llama "amor perfecto", "amor de alianza", "amor genuino" y "amor incondicional".

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Observa que el amor bíblico no es sólo un sentimiento, porque los sentimientos van y vienen. Ese amor proviene de quién es Dios (1 Juan 4:8), y es práctico (1 Juan 3:1, 4:9-10). Así, el amor bíblico es una decisión de actuar que proviene de un profundo afecto por Dios.

2. Reconocer nuestra dependencia del Espíritu Santo

Debemos admitir nuestra incapacidad para cumplir el gran mandamiento de amar a Dios por nosotros mismos. La naturaleza pecaminosa de los seres humanos hace imposible que ninguno de nosotros pueda amar de esta manera.

Dependemos de Dios para poder amar, porque Él es amor (1 Juan 4:8). Sólo podemos amarlo porque él nos amó primero (1 Juan 4:19).

El amor forma parte del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), por lo que sólo a través del Espíritu Santo podemos amar verdaderamente a Dios y al prójimo, como manda la Palabra de Dios (Marcos 12:29-31). Por lo tanto, debemos rezar y pedir Su ayuda para desarrollar Su amor en nuestras vidas.

3. Amar a Dios con todo el corazón

Las palabras de Jesús en la respuesta correcta que dio al escriba sobre el gran mandamiento son una cita de Deuteronomio 6:4-5. Comienza diciéndonos que amemos a Dios con todo nuestro corazón.

Nuestra cultura contemporánea entiende el "corazón" como el centro de las emociones, pero la cultura judía de la época de Jesús lo entendía como algo más que eso. Para ellos, el corazón humano era el centro de la voluntad (Proverbios 4:23).

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Podemos pensar en el corazón como el lugar de nuestra vida espiritual, nuestros pensamientos, sentimientos, motivaciones, razón y entendimiento. Nuestras decisiones, nuestra moral y nuestra voluntad se derivan de ello. Así pues, amar a Dios con todo nuestro corazón es tener un fuerte deseo y voluntad hacia Él.

4. Amar a Dios con toda nuestra alma

La Palabra de Dios también nos dice que debemos amar a nuestro Padre celestial con toda nuestra alma. La palabra hebrea para "alma" da la idea de aliento de vida.

La palabra griega da una idea más global del ser interior, del individuo, del espíritu (en el sentido de nuestros pensamientos más profundos). Puede decirse que es la parte no física del ser humano (Salmo 16:10; Ezequiel 18:4).

Es lo que define nuestra personalidad, lo que somos. Así, amar a Dios con toda nuestra alma es amarlo con todo lo que somos, encontrar nuestro interior inclinado hacia Él, buscarlo, tenerlo en el centro de nuestros afectos.

5. Amar a Dios con toda nuestra mente

El pueblo de Dios también debe amarlo con toda su mente. El significado bíblico de la palabra "espíritu" es intelecto. El texto original hebreo de Deuteronomio 6:4-5 no incluye "el espíritu", que la cultura judía consideraba una parte del alma.

Esta parte del gran mandamiento muestra lo importante que es que nuestra mente se someta a Dios y encuentre satisfacción en obedecerle.

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Romanos 12:2 nos recuerda que debemos ser transformados mediante la renovación de nuestra mente para que podamos probar y aprobar la voluntad de Dios; así es como podemos amar a Dios con toda nuestra mente.

6. Amar a Dios con todas nuestras fuerzas

Jesucristo también nos dijo que amáramos a nuestro Dios con todas nuestras fuerzas. Encontramos la palabra "fuerza" en la Biblia muchas veces, y la mayoría de ellas se refieren al poder de Dios.

La fuerza se refiere al aspecto físico del amor de Dios. Es la manera de demostrar que le amamos y de hacer todo lo posible para poner en práctica nuestro amor a Dios. Si nuestra motivación y deseo interior es amar a Dios, nuestras acciones (la fuerza de nuestro cuerpo) lo demostrarán.

7. Ama a Jesús por encima del mundo y de todo lo demás

Jesucristo dijo a sus discípulos que quien quiera seguirle debe amarle por encima de todo y de todos (Mateo 10:37; Lucas 14:26). Esto no significa que no vayamos a amar a los demás, sino todo lo contrario. Sólo amándolo a Él podemos amar verdaderamente a los demás. Pero si amamos a algo o a alguien más que a Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo), eso es idolatría.

La Biblia dice que el Señor es un Dios celoso (Éxodo 20:4-5; Deuteronomio 4:24), lo que significa que exige que nuestros afectos estén bien puestos, es decir, en Él. Nada debe ocupar un lugar más elevado en nuestros afectos que Dios.

8. Amar a Dios con acciones prácticas

Debemos tener en cuenta que el amor bíblico no se limita a los sentimientos. Cuando leemos cómo Dios expresó Su amor por nosotros en el conocido versículo de Juan 3:16, vemos que Dios hizo algo por nosotros: dio a Su Hijo para que muriera por nosotros y así pudiéramos tener vida eterna.

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No hay mayor amor que ese (Juan 15:13). Por eso, cuando amamos a alguien, actuamos. El amor bíblico es acción, no sólo sentimientos. Por tanto, debemos aprender a poner en práctica nuestro amor a Dios. Lo hacemos obedeciendo sus mandatos.

9. Obedecer los mandatos de Dios

En una breve definición, podemos decir que amar a Dios es obedecer sus mandatos (Juan 14:15; 1 Juan 5:3). El Señor Jesús cuestionó a las personas que le llamaban "Señor" pero no hacían lo que Él les decía (Lucas 6:46). Si Él es el Señor de nuestras vidas, eso significa que tiene la máxima autoridad sobre nosotros, así que hacemos lo que Él nos dice que hagamos.

Esto es sencillo, pero no es fácil porque nuestra naturaleza pecaminosa se interpone (el apóstol Pablo explicó cómo funciona esto en Romanos 7:14-25). Por eso necesitamos su ayuda para obedecerle y convertirle en el Señor de nuestra vida.

10. Ama al prójimo

Cuando Jesús dijo que debemos amar a Dios con todo nuestro ser, añadió que debemos amar al prójimo como a nosotros mismos (Marcos 12:31, citando Levítico 19:18).

El apóstol Pablo escribió que este mandamiento cumple toda la ley del Antiguo Testamento de Dios (Gálatas 5:14). Dios muestra su gracia y su amor por la creación dando cada día cosas buenas a todos, sean buenas o malas (Mateo 5:43-46; Santiago 1:17).

Como hijos de Dios, debemos hacer lo mismo. Expresamos nuestro amor a Dios obedeciendo e imitándole. Por eso debemos amar a los demás, aunque no lo merezcan, pues eso es lo que hace Dios por cada persona cada día.

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En términos prácticos, amamos a los demás haciendo con ellos lo que nos gustaría que hicieran con nosotros, aunque no lo hagan (Mateo 7:12).

11. Acostúmbrate a leer la biblia cada día

Necesitamos conocer a Dios para poder amarlo y obedecerlo. Para ello, necesitamos conocerle, saber lo que ha hecho y conocer sus mandamientos. Por eso la lectura diaria de la Biblia debe formar parte de nuestra rutina. Necesitamos un tiempo para detenernos y centrarnos en Dios y escuchar su voz en las Escrituras. He aquí algunas sugerencias para ayudarte a crear un hábito de lectura bíblica diaria:

  • Programa un tiempo de soledad tranquila, preferiblemente a primera hora de la mañana.
  • Elige el formato de la Biblia que más te convenga (digital o en papel, traducción). No tengas miedo de probar varias opciones o de cambiar después de un tiempo.
  • Elige un plan de lectura para guiarte. Empieza con planes de lectura temáticos que ofrezcan lecturas diarias más cortas. O, si lo prefieres, lee un capítulo al día, comenzando por el Nuevo Testamento.
  • Escribe al menos una cosa que hayas aprendido de esta lectura.

12. Desarrolla un hábito de oración diario

Además de la lectura diaria de la Biblia, el pueblo de Dios debe participar en la oración diaria a Dios para madurar en su relación personal con Él. Cuanto más conozcamos a Dios a través de la Biblia (leyéndola y estudiándola), más aprenderemos a amarlo. Y cuanto más hablemos con Él en la oración, más profunda será nuestra relación. Y el amor que tenemos por Él se fortalece con la oración.

No tienes que limitarte a un momento de oración durante el día. La Biblia nos dice que oremos continuamente (1 Tesalonicenses 5:17), así que no dudes en orar cuando lo necesites o lo desees. Pero asegúrate de tener momentos específicos de oración cada día. Recuerda que estos son los momentos en los que te encuentras con tu Amado. Aquí tienes algunas sugerencias para empezar o para mejorar tu tiempo de oración:

  • Tómate 15 minutos para rezar por la mañana, después de levantarte, y al final del día, antes de acostarte.
  • Toma un tiempo para rezar.
  • Elige un lugar tranquilo (Mateo 6:5-6).
  • Con un tono conversacional.
  • Después de orar, guarda silencio durante unos minutos y escucha. Deja que Dios te hable.
  • Haz una lista de oraciones para recordar lo que tienes que rezar. Escribe también cómo respondió Dios a esas oraciones.
  • Estudia ejemplos de oraciones en la Biblia (Mateo 6:9-13; Lucas 22:41-42; los Salmos)
  • Ora en el nombre de Jesucristo (Juan 14:13-14), lo que significa que ores con Su autoridad, para que se haga Su voluntad, no la tuya (1 Juan 5:14-15).

13. Estudia la Biblia con diligencia

Ya sabes que debes leer la Biblia y meditar en ella diariamente. Pero puedes ir más allá si quieres buscar un crecimiento espiritual más profundo, y eso es a través del estudio de la Biblia.
Aquí tienes algunas sugerencias sobre cómo hacerlo:

    • Usa recursos que te ayuden a explorar mejor el texto, como Biblias de estudio, diccionarios, comentarios bíblicos, etc.
    • Estudia con un compañero o en pequeños grupos.
    • Asiste a clases de Biblia en tu iglesia local.
    • Asistir a clases de Biblia en instituciones acreditadas.
    • Pon atención a los sermones y profundiza en el texto bíblico por tu cuenta

14. Alaba y adora al Señor

Cuando hablamos de alabar y adorar al Señor Dios, lo primero que nos viene a la mente suele ser cantar canciones. Esta es una forma buena y bíblica de hacerlo, pero no es la única. Por tanto, debemos comprender lo que significa la alabanza y la adoración, para que nos ayude a amar más a Dios.

Alabar al Señor es ensalzar lo que Él es y lo que ha hecho (Salmo 150:2) y estar agradecido por ello. No se trata de nosotros, sino sólo de Él. Alabarle nos lleva a adorarle, es decir, a adorarle y honrarle. Es un acto de reverencia. La alabanza y la adoración son expresiones poderosas de nuestro amor y admiración por el Señor.

15. Expresa tu gratitud a Dios

Cuanto más busquemos razones para expresar nuestra gratitud por lo que Dios ha hecho por nosotros, más le amaremos. La Biblia dice que todo lo bueno viene de Él (Santiago 1:17).

Así que debemos prestar atención a las cosas buenas que tenemos y agradecer intencionadamente a Dios por ellas. Es entonces cuando vemos la gracia de Dios en nuestra vida y aprendemos a amarlo más (Lucas 7:36-50).

16. Difunde el mensaje del Evangelio

Jesús dijo a sus discípulos (incluidos nosotros) que predicaran el Evangelio a todos los pueblos del mundo (Marcos 16:15). Amar es obedecer, por lo que debemos hacer lo que él nos dijo que hiciéramos. Debemos empezar por predicar a la gente que nos rodea.

No tienes que ser un predicador o un misionero para comprometerte a hablar a la gente de las buenas noticias de Jesucristo. Tanto si te llaman para ir a un lugar concreto como si no, debes hacer todo lo posible para cumplir esta misión que el Señor nos ha asignado a todos.

17. Involúcrate en hacer discípulos

Jesús nos mandó hacer discípulos (Mateo 28:19). Para obedecer su mandato, debemos ser disciplinados por un creyente más maduro y, a medida que crecemos en la fe, comenzar a discipular a los nuevos cristianos.

Recuerda que debemos hacer discípulos para Jesucristo, no para nosotros mismos. Debemos enseñar a la gente a obedecer lo que el Señor nos ha enseñado (Mateo 28:20) y a seguirle.

Esto se hace con el ejemplo, no sólo con las palabras. Debemos vivir como Jesús quiere que lo hagamos, para que otros aprendan (1 Corintios 11:1, Efesios 5:1).

18. Implícate en las misiones

Los cristianos estamos llamados a ser testigos de Jesús y a predicar el Evangelio en nuestras ciudades locales y hasta los confines de la tierra (Hechos 1:8).

Sin embargo, no todos tienen la vocación de ir a otras naciones. Aunque no lo hagas, puedes hacer algo para que el Evangelio avance en el mundo. Aquí tienes algunas sugerencias:

    • Ora por los misioneros.
    • Pasa la voz sobre las misiones en tu comunidad local.
    • Habla con los líderes de tu iglesia local sobre la adopción de un misionero.
    • Apoyar a las organizaciones de traducción de la Biblia.
    • Ser voluntario local de una organización misionera.
    • Ser voluntario de un ministerio local de refugiados.
    • Servir en un viaje misionero de corta duración.

19. Expresa el amor de Dios sirviendo a los demás

Jesús dijo que no había venido a ser servido, sino a servir (Marcos 10:45). Espera que nosotros, sus discípulos, hagamos lo mismo con los demás. Servir a los que nos rodean es otra forma de expresar nuestro amor a Dios y de preocuparnos por las cosas que son importantes para él. Consulta algunos ejemplos prácticos en Santiago 1:27, Isaías 1:17, Salmo 82:3, Mateo 25:31-46.

20. Sé activo en tu iglesia local

Amar a los demás comienza en la iglesia, pero no se limita a ella (Gálatas 6:10). Así que no te limites a ir a la iglesia. Involúcrate con los queridos hermanos y hermanas de tu comunidad. No se trata sólo de asumir tareas dentro del edificio de la iglesia, sino también de servir a tu comunidad con lo que tienes que ofrecer (talentos, tiempo, recursos, etc.).

Crear y mantener relaciones. Al hacerlo, no sólo estarás obedeciendo muchos mandatos (Gálatas 5:13; Juan 13:34, 15:12; Romanos 12:10; 1 Juan 3:18, 4:11,20), sino también expresando tu amor por los hijos amados de Dios.

Conclusión

El mayor mandamiento de todos los tiempos nos enseña que lo primero que debemos aprender en nuestra vida cristiana es a amar a Dios con todo nuestro ser. Este importante mandamiento de Dios requiere un compromiso total con Él y una decisión de la voluntad de los hijos de Dios para cumplirlo. Sigue las sugerencias de este post para buscar una relación más íntima con Dios, y aprenderás a amarlo cada vez más.

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