¿Qué Es La Gracia Y Cómo Se Recibe?

La gracia es uno de los términos más usados y más malentendidos en el cristianismo. Muchas veces confundimos la gracia con la bondad, la misericordia, el perdón o el favor de Dios. Sin embargo, la gracia es mucho más que eso.

La gracia es el fundamento y el motor de nuestra salvación y de nuestra santificación. Se trata del regalo más grande y más maravilloso que Dios nos ha dado. En este artículo vamos a explicar ¿Qué es la gracia? ¿Cómo se recibe? y ¿Qué implica?

Qué es la gracia de Dios y cómo se recibe

Índice
  1. ¿Qué es la gracia?
  2. ¿Cómo se recibe la gracia?
  3. ¿Qué implica la gracia?
  4. Conclusión

¿Qué es la gracia?

Cuando hablamos de gracia según la biblia, nos referimos al amor inmerecido, incondicional e inagotable de Dios hacia nosotros. Es la actitud y la acción de Dios de darnos lo que no merecemos, de no darnos lo que sí merecemos, y de darnos más de lo que podemos imaginar. Se trata de la manifestación de la generosidad, la compasión, la paciencia y la fidelidad de Dios hacia nosotros.

Esta gracia tiene su origen en Dios, que es el Dios de toda gracia (1 Pedro 5:10). Dios es el que nos da la gracia por medio de su Hijo Jesucristo (Juan 1:17), que es la gracia de Dios hecha carne (Tito 2:11). Jesucristo es el que nos muestra la gracia de Dios en su vida, en su muerte y en su resurrección (Efesios 2:4-7). Jesucristo es el que nos comunica este don de Dios por medio de su Espíritu Santo (Hebreos 10:29).

El principal propósito de esta gracia somos nosotros, que somos los objetos de la gracia de Dios (Romanos 9:23). Nosotros somos los que necesitamos el regalo, porque somos pecadores, rebeldes, culpables y condenados (Romanos 3:23; 6:23).

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¿Cómo se recibe la gracia?

Se recibe por medio de la fe. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;

y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9).

La fe es el medio por el cual aceptamos el regalo de la salvación que Dios nos ofrece en Jesucristo. Por la fe reconocemos nuestra condición pecaminosa y nuestra necesidad de perdón. Por la confianza en Dios y la certeza de que existe, creemos en el evangelio, en la obra redentora de Jesús en la cruz y en su resurrección.

No se trata de una obra ni un mérito nuestro, sino que es un don de Dios. No podemos generar ni aumentar nuestra fe por nosotros mismos, sino que dependemos del Espíritu Santo para iluminarnos, convencernos y regenerarnos. tampoco podemos presumir ni jactarnos de nuestra fe, sino que debemos humillarnos y agradecer a Dios por su misericordia.

La fe no es una simple creencia intelectual o emocional, sino una relación personal con Dios. Esto implica un compromiso con Dios, una entrega a él, una obediencia a él. También implica un cambio en nuestra vida, una transformación en nuestro carácter, una renovación en nuestra mente. Nos insta a tener un fruto en nuestro andar, una evidencia en nuestro testimonio, y la gloria para Dios.

¿Qué implica la gracia?

La gracia implica varias cosas para nuestra vida:

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  • Libertad: porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:2). La gracia nos libera de la esclavitud del pecado, de la culpa, del temor, de la condenación. Nos hace libres para servir a Dios, para amar a nuestro prójimo, para disfrutar de su presencia y para esperar su venida.
  • Responsabilidad: somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efesios 2:10). La gracia no nos exime de cumplir la voluntad de Dios, sino que nos capacita para hacerlo.
  • Humildad: ¿Quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? (1 Corintios 4:7). La gracia nos hace conscientes de que todo lo que somos y tenemos es por la bondad de Dios, no por nuestro esfuerzo o mérito. Nos hace reconocer que dependemos totalmente de Dios, no de nosotros mismos o de los demás.
  • Gratitud: dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús (1 Tesalonicenses 5:18). La gracia nos hace apreciar todo lo que Dios ha hecho, hace y hará por nosotros. Nos insta a alabar a Dios por su grandeza, su bondad y su fidelidad.

Conclusión

La gracia es el amor inmerecido, incondicional e inagotable de Dios hacia nosotros. Se trata del fundamento y el motor de nuestra salvación y de nuestra santificación. Es el regalo más grande y más maravilloso que Dios nos ha dado. Esta gracia se recibe por medio de la fe. El hecho de aceptarla implica libertad, responsabilidad, humildad y gratitud. La gracia nos libera y nos insta a servir a nuestro Señor con agradecimiento.

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