La Historia De La Resurrección De Lázaro

Lázaro fue un amigo de Jesús, que vivía en Betania con sus hermanas Marta y María. Su historia se narra en el evangelio de Juan, capítulo 11, y es uno de los milagros más impresionantes y significativos de Jesús. A continuación, veremos los principales aspectos de la resurrección de Lázaro y su mensaje.

La historia de la resurrección de Lázaro

Índice
  1. La enfermedad y la muerte de Lázaro
  2. La llegada y el encuentro con Marta
  3. La conversación y el llanto con María
  4. La resurrección y la reacción de Lázaro
  5. Conclusión

La enfermedad y la muerte de Lázaro

La historia comienza cuando Jesús recibe un mensaje de las hermanas de Lázaro, diciéndole que su hermano está enfermo. Jesús les dice a sus discípulos que esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, y que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.

Jesús se queda dos días más en el lugar donde estaba, y luego les dice a sus discípulos que van a Judea otra vez. Los discípulos le recuerdan que los judíos querían apedrearlo allí, pero Jesús les dice que tiene que hacer las obras del que le envió mientras es de día. Luego les dice que Lázaro ha muerto, y que va a despertarlo.

Esto tiene un mensaje, y es que Jesús tiene el control sobre la vida y la muerte, y que actúa según el plan y el propósito de Dios, no según las expectativas humanas. Jesús muestra una actitud de confianza, de autoridad y de compasión hacia su amigo y hacia sus hermanas. Su demora es un ejemplo de cómo Dios permite el sufrimiento para manifestar su gloria y su poder.

La llegada y el encuentro con Marta

Jesús llega a Betania, y se entera de que Lázaro lleva cuatro días en el sepulcro. Muchos judíos habían venido a consolar a Marta y a María por la muerte de su hermano. Marta sale al encuentro de Jesús, y le dice:

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“Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”. Jesús le responde: “Tu hermano resucitará”.

Marta le dice:

“Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero”. Jesús le dice: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. ¿Crees esto?”.

Marta le dice:

“Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo”.

Esto nos dice de forma clara, que Jesús es el único que puede dar la vida eterna a los que creen en él, y que él mismo es la fuente y el fundamento de esa vida. Marta muestra una actitud de fe, de esperanza y de confesión hacia Jesús, pero también una limitación en su comprensión del poder de Jesús. Su diálogo es un ejemplo de cómo los cristianos deben acercarse a Jesús en medio del dolor y del duelo, reconociendo su señorío y su soberanía.

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La conversación y el llanto con María

Jesús le pregunta a Marta dónde han puesto a Lázaro, y ella le dice que venga a verlo. María se entera de que Jesús ha llegado, y sale a su encuentro. Se postra a sus pies, y le dice lo mismo que Marta:

“Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”.

Jesús ve llorar a María y a los judíos que la acompañaban, y se conmueve en espíritu y se turba. Les pregunta dónde lo han puesto, y ellos le dicen que venga a verlo. Jesús llora. Los judíos dicen:

“Mirad cómo le amaba”.

Pero algunos dicen:

“¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que este no muriera?”.

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Jesús comparte el dolor humano por la muerte, y que llora por la incredulidad y la dureza de corazón de los hombres. María muestra una actitud de humildad, de amor y de dolor hacia Jesús, pero también una resignación ante la muerte de su hermano. Su llanto es un ejemplo de cómo los cristianos deben expresar sus sentimientos y sus emociones ante Jesús, sabiendo que él los entiende y los consuela.

La resurrección y la reacción de Lázaro

Jesús llega al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima. Jesús dice:

“Quitad la piedra”.

Marta le dice:

“Señor, hiede ya, porque es de cuatro días”.

Jesús le dice:

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“¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”.

Entonces quitan la piedra, y Jesús alza los ojos y dice:

“Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sé que siempre me oyes; pero lo he dicho por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado”.

Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz:

“¡Lázaro, ven fuera!”.

Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dice:

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“Desatadle, y dejadle ir”.

Aquí podemos ver que Jesús tiene el poder de resucitar a los muertos, y que lo hace para glorificar a Dios y para confirmar su misión. Lázaro muestra una actitud de obediencia, de testimonio y de gratitud hacia Jesús, pero también una dependencia de los demás para ser liberado de las ataduras de la muerte. Su resurrección es un ejemplo de cómo Jesús puede dar vida nueva a los que están muertos en sus pecados, y cómo los cristianos deben ayudarse unos a otros a vivir en libertad.

Conclusión

La historia de la resurrección de Lázaro nos enseña varias lecciones sobre el carácter de Jesús, el propósito de Dios y la respuesta del hombre. Jesús es el Hijo de Dios, que tiene autoridad sobre la vida y la muerte, y que se revela como la resurrección y la vida.

Dios tiene un plan soberano, que permite el sufrimiento para manifestar su gloria y su poder, y que busca la salvación de los hombres. El hombre tiene una responsabilidad, que consiste en creer en Jesús y en obedecer su voz, y que implica vivir en comunión con él y con los demás.

Los cristianos debemos aprender a confiar en Jesús y en su palabra, a acercarnos a él en medio de las aflicciones y las angustias, a compartir su compasión y su llanto por el mundo perdido, a esperar su intervención milagrosa y sobrenatural, a glorificar a Dios por sus obras maravillosas, y a vivir como resucitados con Cristo.

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