La Destrucción De Sodoma Y Gomorra
Sodoma y Gomorra fueron dos ciudades del valle del Jordán, que fueron destruidas por Dios por su gran pecado y maldad. Esta historia se narra en el libro del Génesis, capítulos 18 y 19, y tiene un gran significado teológico y moral para los cristianos. A continuación, veremos los principales aspectos de esta historia y su mensaje.
El juicio anunciado
La historia comienza cuando Dios se aparece a Abraham en forma de tres hombres, junto con dos ángeles, y le anuncia que va a tener un hijo con Sara, su esposa estéril. Abraham les ofrece hospitalidad y les prepara una comida. Mientras comen, Dios le revela a este hombre que va a destruir Sodoma y Gomorra por el clamor que ha llegado hasta él por su pecado.
Abraham se preocupa por su sobrino Lot, que vive en Sodoma, y le pregunta a Dios si va a destruir también al justo con el impío. Intercede por las ciudades, y le pide a Dios que las perdone si encuentra al menos diez justos en ellas.
Dios le concede su petición, y le dice que no las destruirá si encuentra diez justos. Aquí podemos ver que Dios es justo y misericordioso, conoce el pecado de los hombres y escucha la oración de los fieles.
La visita de los ángeles
Los dos ángeles que acompañaban a Dios se dirigen a Sodoma, donde son recibidos por Lot en la puerta de la ciudad. Lot les ofrece hospedarse en su casa, y les prepara una cena. Pero antes de acostarse, los hombres de Sodoma rodean la casa de Lot, y le exigen que les entregue a los visitantes para abusar de ellos.
Lot sale a hablar con ellos, y les ruega que no hagan tal maldad. Incluso les ofrece a sus dos hijas vírgenes, con tal de proteger a los ángeles. Pero los hombres de Sodoma se enfurecen y amenazan con hacerle peor a Lot. Los ángeles intervienen y sacan a Lot adentro de la casa, y ciegan a los hombres de Sodoma para que no encuentren la puerta.
El mensaje principal de esta parte es que Sodoma y Gomorra eran ciudades depravadas y violentas, que practicaban la homosexualidad y la inhospitalidad, y que desafiaban a Dios y a sus enviados.
La huida de Lot
Los ángeles le dicen a Lot que tienen que salir de la ciudad, porque van a destruirla por su pecado. Le ordenan que tome a su esposa y a sus hijas, y que huya sin mirar atrás. Lot se demora en salir, pero los ángeles lo toman de la mano y lo sacan fuera de la ciudad. Le dicen que se refugie en un pueblo cercano llamado Zoar, porque allí no harán caer el fuego sobre Sodoma y Gomorra.
Lot les hace caso, y llega a Zoar al amanecer. Entonces, el Señor hace llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego desde el cielo, y las destruye por completo, junto con todos sus habitantes y toda la vegetación del valle.
La esposa de Lot, que iba detrás de él, mira hacia atrás, y se convierte en una estatua de sal. Aquí podemos ver que Dios cumple su palabra y castiga el pecado con severidad, pero también salva al justo que obedece su voz y se aparta del mal.
Las consecuencias del pecado
Después de la destrucción de Sodoma y Gomorra, Lot sale de Zoar con sus dos hijas, porque tiene miedo de vivir allí. Se refugia en una cueva en las montañas. Sus hijas piensan que no hay más hombres en la tierra con quienes casarse, y deciden emborrachar a su padre para acostarse con él y tener descendencia.
Mira TambiénQué Significa Que Dios Nos Hará Pescadores De HombresAsí lo hacen, y quedan embarazadas. La mayor da a luz a un hijo llamado Moab, y la menor a un hijo llamado Ben-amí. Estos son los antepasados de los moabitas y los amonitas, dos pueblos enemigos de Israel. Esto nos hace ver que el pecado tiene consecuencias nefastas, que afectan a las generaciones futuras, y que provocan conflictos y maldiciones.
Conclusión
La historia de la destrucción de Sodoma y Gomorra nos enseña varias lecciones sobre el carácter de Dios, el pecado del hombre y la salvación del creyente. Dios es santo y justo, que aborrece el pecado y lo castiga con rigor. El pecado es una ofensa a Dios y una rebelión contra su voluntad, que trae juicio y muerte. La salvación es un don de Dios, que se basa en su gracia y en su misericordia, que se recibe por la fe y que se manifiesta en la obediencia.
Los cristianos debemos aprender de esta historia a temer a Dios y a apartarnos del mal, a orar por el mundo y a interceder por los perdidos. También debemos aprender a acoger a los mensajeros de Dios y a escuchar su voz, a huir de la ira venidera y a esperar la salvación en Cristo. Además, tenemos que cuidar nuestra pureza y nuestra integridad y a evitar las consecuencias del pecado en nuestra vida y en nuestra familia.
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