11 Lecciones Aprendidas De Zaqueo En La Biblia
La historia de Zaqueo es un relato breve pero importante de cómo debemos acercarnos y responder a Jesucristo. He aquí 11 lecciones que podemos aprender de su historia (Lucas 19:1-10).
- 1. Nadie está más allá del rescate
- 2. Haz lo que sea necesario para llegar a Jesús
- 3. Escucha la voz de Jesús y responde
- 4. Prepárate para acoger a Jesús en tu corazón
- 5. Prepárate para enfrentarte a tus prejuicios
- 6. Reconocer a Jesús como Señor y Salvador
- 7. Haz lo que sea necesario para cambiar tu vida a mejor
- 8. Cede a lo que Dios pone en tu corazón
- 9 La fe y las acciones son diferentes, pero van juntas.
- 10. Estar dispuesto a aceptar a otros creyentes
- 11. Recuerda por qué vino Jesús
- Conclusión
1. Nadie está más allá del rescate
Se nos dice que Zaqueo era un rico recaudador de impuestos (Lucas 19:2). Es esencial entender cómo ocurrió esto para comprender la gravedad de esta historia.
Los recaudadores de impuestos eran odiados por los judíos. Eran agentes del Imperio Romano, que recaudaban gravámenes e impuestos para el César. Tenían plena autoridad para perseguir a los que no pagaban y también podían aumentar sus honorarios más allá de lo que realmente se exigía, siempre que devolvieran la cantidad correspondiente a Roma. Por ello, Zaqueo había acumulado grandes cantidades de riqueza ilegítima.
El hecho de que fuera judío le convertía en un doble traidor: no sólo afligía a sus compatriotas, sino que lo hacía como alguien que había profesado lealtad al poder romano con sus acciones. No era mejor que un traidor y un renegado. Pero Jesús pronto dejará claro que incluso un hombre así puede salvarse.
2. Haz lo que sea necesario para llegar a Jesús
Los hombres judíos no corrían porque les parecía indigno, y nunca se subían a un árbol porque se exponían a los que pasaban por debajo. Tales acciones se considerarían vergonzosas e indignas de un miembro respetuoso de la comunidad. Pero cuando Zaqueo se enteró de que venía Jesús, corrió delante de la multitud y se subió a un árbol sólo para poder verlo (Lucas 19:4). Hizo lo necesario para llegar a Dios, sin preocuparse de lo que pensaran los demás.
Mira TambiénExplicación Bíblica De Los 9 Dones Del Espíritu Santo3. Escucha la voz de Jesús y responde
Jesús habló directamente a Zaqueo y le dijo lo que quería de él (Lucas 19:5), y Zaqueo "se apresuró a bajar", encantado de que Jesús le hubiera tendido la mano (Lucas 19:6) e hizo todo lo posible por obedecerle.
4. Prepárate para acoger a Jesús en tu corazón
Zaqueo demostró que estaba dispuesto a escuchar a Jesús por sus acciones: probablemente tuvo que dejar sus mesas de impuestos, su medio de vida y el símbolo de sus ganancias mal habidas, para buscar a Jesús. Había roto todas las normas sociales para acercarse a Él, y cuando Jesús finalmente le habló, Zaqueo reaccionó inmediatamente.
Su mente y su corazón estaban preparados de antemano y listos para responder cuando el Señor le llamara. Deberíamos aprender a adoptar esta mentalidad y actitud con Jesús nosotros mismos.
5. Prepárate para enfrentarte a tus prejuicios
La reacción de la multitud que rodea a Jesús es también muy reveladora. Despreciaron a Jesús porque había elegido comer con alguien a quien consideraban pecador (Lucas 19:7). Despreciaban a Zaqueo porque pensaban que estaba más allá de la redención: había tomado sus decisiones y había dado la espalda a su pueblo, por lo que se negaban a buscar su bien para intentar alcanzarlo ellos mismos.
Jesús rompió a menudo estas dos barreras. Se enfrentó a las ideas preconcebidas de la gente sobre los "pecadores" diciendo que eran las mismas personas a las que había venido a salvar y servir. La próxima vez que pienses que alguien no es amable o que es imposible de salvar, recuerda esta historia y el ejemplo de Jesús. Nadie está más allá del poder de su mano para redimir.
6. Reconocer a Jesús como Señor y Salvador
Zaqueo se dirige a Jesús como "Señor" (Lucas 19:8) cuando le habla. Este es el primer paso esencial para iniciar una relación con Dios: reconocer a Jesús como el Señor de tu vida. Ninguna otra persona, cosa o prioridad debe acercarse a la influencia y al señorío de Jesucristo. Sí, es cierto que nos salva, pero la finalidad de su salvación es que podamos utilizar nuestra vida redimida y restaurada sometiéndonos a su voluntad y no a la nuestra.
7. Haz lo que sea necesario para cambiar tu vida a mejor
Zaqueo promete tomar medidas drásticas para corregir los errores que ha cometido y vivir su vida de una manera mejor y más justa: promete dar gran parte de su riqueza a los pobres e ir más allá para devolver lo que ha quitado ilegalmente a los demás (Lucas 19:8).
Tales acciones habrían consumido gran parte, si no toda, la riqueza de Zaqueo. Puede que al final no le quedara nada, pero no le importaba. Lo único que le importaba era seguir a su Señor. Por fin sus prioridades eran correctas; el dinero ya no era el motor de su vida. Podría renunciar con gusto a ella para seguir a Jesús.
8. Cede a lo que Dios pone en tu corazón
Puede que no seamos llamados al mismo nivel de extravagancia en nuestras donaciones que tuvo Zaqueo, pero siempre que Dios ponga un camino o una acción en tu corazón, no debes compararlo con el de otra persona ni tratar de justificar un camino menor.
Cada uno de nosotros debe decidir por sí mismo; podemos buscar un consejo sabio y reflexionar sobre las implicaciones de nuestros actos, y siempre debemos preguntarnos si esos sentimientos provienen de Dios o de nuestros propios pensamientos. Pero lo esencial es que debemos obedecer todo lo que Dios nos diga para seguirle.
Zaqueo fue movido por el amor de Jesús a hacer las cosas que le prometió. Para él, eran pasos necesarios para demostrar que había sometido plenamente el resto de su vida a Dios.
9 La fe y las acciones son diferentes, pero van juntas.
Zaqueo no se habría justificado simplemente regalando su dinero. Tampoco se habría justificado que tomara ninguna otra medida. Estos eran signos externos de un corazón cambiado.
Mira También10 Formas Poderosas De Buscar A Dios Y Su PresenciaLas Escrituras enseñan en otra parte que lo importante son los motivos de nuestro corazón, no sólo nuestras acciones. Podemos seguir la Ley al pie de la letra, o marcar todas las casillas que signifiquen para los demás que somos fieles seguidores de Cristo. Pero si hacemos todas estas cosas con deseos o motivos egoístas, no nos servirá de nada a largo plazo.
Nuestras obras no nos salvan; sólo lo hace la fe en Dios. Pero una de las formas de estar seguros de que nuestra fe es real es seguirla con nuestras acciones y llevarlas a cabo. Nuestras buenas obras son un signo de la fe, no un medio para ella.
10. Estar dispuesto a aceptar a otros creyentes
Tras su encuentro con Zaqueo, Jesús proclamó que era "hijo de Abraham" (Lucas 19:9) y dijo que la fe de Zaqueo le había salvado. Jesús conocía los deseos del corazón de Zaqueo y sabía que iba a cambiar de verdad, y también sabe lo mismo de nosotros.
Si nos encontramos con alguien que antes pensábamos que no podía salvarse, y muestra un verdadero arrepentimiento y salvación, deberíamos aceptarlo rápidamente por la evidencia de su vida cambiada.
11. Recuerda por qué vino Jesús
Jesús reiteró el propósito de su ministerio: "Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar a los perdidos". (Lucas 19:10) Deberíamos recordar esto en nuestro propio ministerio personal para Dios, y tener esto como nuestro propósito guía en el cumplimiento de la Gran Comisión.
Conclusión
Zaqueo fue un hombre que cambió su vida al encontrarse con Jesús. De su historia podemos extraer lecciones que nos ayudan a crecer en nuestra fe y a seguir el ejemplo de Cristo. Algunas de estas lecciones son: la importancia de la humildad, el arrepentimiento, la generosidad, la hospitalidad, la obediencia, la gratitud y el testimonio. Zaqueo nos enseña que nadie está fuera del alcance de la gracia de Dios y que siempre hay esperanza para los que buscan a Jesús con sinceridad.
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