25 Lecciones De Vida De La Biblia

La Biblia está llena de preceptos y verdades que pueden proporcionarnos sabios consejos para nuestra vida. He aquí 25 lecciones sobre las que podemos construir nuestra vida y nuestra fe.

Lecciones De Vida De La Biblia

Índice
  1. #1. Dios debe ser siempre lo primero en nuestros corazones
  2. #2. Trata a Dios como tu relación más preciada
  3. #3. Dios se preocupa por nosotros y quiere calmar nuestros miedos
  4. #4. Bendice a los demás con tu tiempo, talento y tesoro
  5. #5. Vive tu vida como testigo activo del Evangelio
  6. #6. Recuerda que debemos vivir para Dios, no para la aprobación humana
  7. #7. Aférrate a Dios, y él se acordará de ti
  8. #8. No culpes a Dios de los problemas de tu vida
  9. #9. Cuidar de los demás es la mejor manera de vivir tu fe
  10. #10. No busques posiciones de poder, sino sirve a los demás
  11. #11. Reconoce tus faltas y ve a Dios como soberano
  12. #12 No cuestiones la dirección que Dios te da
  13. #13. Dedica tiempo a lo que es importante cuando es importante
  14. #14. Mantén a Dios en el centro de tu vida
  15. #15. Desea el Espíritu Santo, y no te entregues a los deseos terrenales
  16. #16. Protégete aferrándote a la Palabra de Dios
  17. #17. Evita el egoísmo anteponiendo a los demás a ti mismo.
  18. #18. Busca primero la voluntad de Dios, en lugar de preocuparte por las cosas pequeñas.
  19. #19. Alégrate, ora y da gracias
  20. #20. Dale a Dios su merecido a través de tu vida
  21. #21. Dar generosamente a Dios y a los demás
  22. #22. Recuerda que Dios te librará de tus miedos
  23. #23. Recuerda que lo que Dios desea es tu corazón, no sólo tus obras
  24. #24. No te aferres sólo a tus creencias: vívelas
  25. #25. Cuando Dios te llame, sé fiel para responder

#1. Dios debe ser siempre lo primero en nuestros corazones

Éxodo 20:3 dice: "No tendrás otros dioses delante de mí".

Este es el primero de los comúnmente conocidos como los Diez Mandamientos. Sin embargo, su familiaridad no debe disuadirnos de tomarla en serio. Es el primer paso esencial para dedicar tu vida a Dios como creyente en Cristo: quitar todo lo demás del centro de tu vida y vivir sólo para Él.

#2. Trata a Dios como tu relación más preciada

Mateo 6:21 dice: "Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón".

Jesús habla de lo que atesoramos en nuestro corazón, además de nuestro tesoro físico. Cuando asignamos valor o importancia a algo, buscamos protegerlo y acapararlo para nosotros. El peligro es que coloquemos algo distinto a Dios como objeto de nuestro mayor valor y amor. Al apreciar a Jesús por encima de todo, nuestros corazones estarán debidamente alineados y sintonizados con Sus propósitos.

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#3. Dios se preocupa por nosotros y quiere calmar nuestros miedos

1 Pedro 5:7 dice: "Echad todas vuestras preocupaciones sobre él, porque él cuida de vosotros".

La próxima vez que tengas miedo, intenta entregar tu miedo a Dios. No será fácil, y tendrás que hacerlo a lo largo de tu vida, pero podemos reclamar esta promesa de que Dios siempre cuidará de nosotros, y que es capaz de tomar nuestros miedos y sustituirlos por su paz.

#4. Bendice a los demás con tu tiempo, talento y tesoro

Hebreos 13:16 dice: "No dejéis de hacer el bien y de compartir lo que tenéis, porque tales sacrificios son agradables a Dios".

Estamos llamados a vivir con generosidad, dando a los demás sin pensar en lo que recibiremos a cambio. Esto se aplica a cómo empleamos nuestro tiempo, a lo que hacemos con los dones espirituales y los talentos naturales que poseemos de Dios, y a nuestras posesiones financieras y materiales. Cuando hacemos el bien a los demás compartiendo con ellos, Dios reconoce nuestro desinterés y lo ve como un sacrificio para servirle.

#5. Vive tu vida como testigo activo del Evangelio

Mateo 5:16 dice: "Así, pues, brille vuestra luz ante los demás, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos".

Esto significa que debemos vivir nuestra fe con valentía y estar siempre dispuestos a responder por ella cuando los demás vean que Dios actúa en nuestras vidas. Esta es una de las mejores maneras de predicar el Evangelio cada día; una vida fiel puede señalar a otros hacia Dios y permitirles experimentar la misma alegría de la salvación que nosotros.

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#6. Recuerda que debemos vivir para Dios, no para la aprobación humana

Colosenses 3:23 dice: "Todo lo que hagáis, trabajadlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres".

Cuando la única motivación de nuestras acciones es la aprobación de los demás, todo logro será hueco y temporal. Sin embargo, si dedicamos nuestros mejores esfuerzos a Dios en todo lo que hacemos -en nuestro trabajo, en nuestro servicio, en nuestra entrega y en nuestro testimonio-, viviremos con el fin correcto, y Dios nos bendecirá por ello.

#7. Aférrate a Dios, y él se acordará de ti

El Salmo 91:14 dice: "Porque se aferra a Mí por amor, lo libraré, lo protegeré, porque conoce Mi Nombre".

Debemos responder a la llamada de Dios en nuestros corazones aferrándonos a Él en los momentos de dificultad y dándole nuestro mejor amor. Cuando lo hacemos, Él responde con un amor eterno y una paz que supera todo entendimiento. Este es el consuelo prometido a todos los que invocan Su nombre con un corazón creyente.

#8. No culpes a Dios de los problemas de tu vida

Job 1:22 dice: "En todo esto Job no pecó y no acusó a Dios de maldad".

Es posible que Job se preguntara por qué Dios permitió que la tragedia golpeara su vida, pero no maldijo abiertamente a Dios ni le acusó de causar el mal directamente. Esto también debería ser válido para todos nosotros. Dios nunca nos tienta, sino que promete librarnos de la tentación. Dios no causa el mal, sino que es la solución al problema del mal y el remedio a todo dolor que sufrimos.

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#9. Cuidar de los demás es la mejor manera de vivir tu fe

Santiago 1:27 dice: "La religión pura y sin mácula ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y apartarse del mundo".

La carta de Santiago se centra fuertemente en una fe robusta que se vive a través de obras que apuntan a Dios. Se trata de un delicado equilibrio doctrinal, pero debemos recordar siempre que somos responsables de vivir nuestra fe haciendo buenas obras. Sirviendo a los necesitados, dando generosamente y alejándonos de los pecados de este mundo es como mostramos nuestro amor al Padre en nuestras vidas.

#10. No busques posiciones de poder, sino sirve a los demás

Mateo 23:11-12 dice: "El mayor de vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. ".

En lugar de buscar una posición de liderazgo o poder, debemos buscar servir a los demás. Esto sigue la pauta que Jesucristo vivió en su vida y así es como nos sometemos a su ejemplo y mandato predicado constantemente a lo largo de los Evangelios.

#11. Reconoce tus faltas y ve a Dios como soberano

Romanos 12:3 dice: "Porque por la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no tenga un concepto excesivo de sí mismo, sino que piense con juicio sobrio, cada uno según la medida de la fe que Dios le ha asignado".

El "juicio sobrio" se refiere aquí a la eliminación del orgullo o la presunción en nuestro trato con otros creyentes. La fe de cada persona le llevará por caminos diferentes, pero mientras todos estén centrados en Dios y todos seamos fieles y obedientes a Su voluntad, no debemos suponer que nuestra fe es más fuerte que la de otro. Dios dirige soberanamente a cada uno de nosotros, y lo que importa son Sus propósitos.

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#12 No cuestiones la dirección que Dios te da

Éxodo 4:13 dice: "Pero él dijo: 'Oh, Señor mío, por favor, envía a otro'.

Moisés pidió con temor a Dios que eligiera a otra persona, pero la voluntad de Dios no siempre espera hasta que nos sintamos preparados. Dios nos perseguirá con sus planes, y debemos ser fieles para obedecer cuando su llamada llegue a nuestros corazones.

#13. Dedica tiempo a lo que es importante cuando es importante

Eclesiastés 3:1 dice: "Hay una temporada para todo, y un tiempo para cada asunto bajo el cielo".

Este versículo inicia un pasaje conocido del Eclesiastés, que enseña que hay un tiempo para todas las partes importantes de nuestra vida: el trabajo y el juego, el luto y la alegría, la actividad y la quietud, la construcción y el descanso. Sabed que estos ritmos son importantes, y sabed que Dios está detrás de cada fase de nuestra vida.

#14. Mantén a Dios en el centro de tu vida

Proverbios 3:5-6 dice: "Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas. ".

Nuestra propia bondad y sabiduría no pueden llevarnos a la salvación; sólo el sacrificio de Jesucristo puede restaurar nuestra relación rota con Dios. Recordando esto cada día, podemos caminar con alegría por el camino que Dios nos ha trazado y estar satisfechos con Su voluntad.

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#15. Desea el Espíritu Santo, y no te entregues a los deseos terrenales

Gálatas 5:16 dice: "Pero yo digo que caminéis por el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne".

El pecado y la cesión a la tentación no deben formar parte de la vida del creyente. Debemos permitir que el Espíritu Santo tenga un control total sobre nuestras vidas, y así negar las pasiones de nuestra naturaleza pecaminosa. Así es como podemos permanecer cerca de Dios a lo largo de nuestra vida.

#16. Protégete aferrándote a la Palabra de Dios

Efesios 6:13 dice: "Tomad, pues, toda la armadura de Dios, para que podáis resistir el día malo y, habiéndolo hecho todo, estar firmes".

Dios ofrece protección mientras atravesamos las ardientes pruebas de esta vida. El libro de los Efesios describe cómo se manifiesta la "armadura de Dios" en nuestra vida. Si nos armamos con las Escrituras y pedimos a Dios que nos libre de los problemas, podemos salir victoriosos.

#17. Evita el egoísmo anteponiendo a los demás a ti mismo.

Filipenses 2:3 dice: "No hagas nada por ambición egoísta o por vanidad, sino que, con humildad, considera a los demás más importantes que tú mismo".

Actuar por motivos egoístas antepone nuestro propio bien, lo que necesariamente aleja a Dios del centro de nuestro corazón. Una forma tangible de evitarlo es tratar a los demás como mejores que nosotros mismos, reconociendo su valor ante Dios y tratándolos como sus hijos amados, dignos de nuestro servicio y sacrificio.

#18. Busca primero la voluntad de Dios, en lugar de preocuparte por las cosas pequeñas.

Mateo 6:33 dice: "Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas".

Cuando buscamos primero la voluntad de Dios en nuestra vida antes de preocuparnos por las posesiones mundanas o la seguridad, demostramos que nuestra fe depende totalmente de Dios. No se olvidará de nosotros, sino que nos bendecirá más allá de lo que hubiéramos podido esperar sin Él.

#19. Alégrate, ora y da gracias

1 Tesalonicenses 5:16-18 dice: "Alegraos siempre, orad sin cesar, dad gracias en toda circunstancia; porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús".

Este pasaje de mandamientos cortos es de gran importancia. Debemos vivir nuestra vida con un espíritu de adoración, escuchando constantemente la voluntad de Dios en la oración, y mirando siempre hacia Él con gratitud por las formas en que nos ha bendecido. Esto nos ayuda a mantener nuestros ojos en Él mientras vivimos nuestra vida.

#20. Dale a Dios su merecido a través de tu vida

Marcos 12:17 dice: "Jesús les dijo: 'Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios'. Y se maravillaron de Él."

Los fariseos se enfrentan aquí a Jesús por el pago de los impuestos, pero Jesús convierte la pregunta en una cuestión devocional. Con su respuesta subraya que tenemos la imagen y la inscripción de Dios estampada en nuestros corazones: fuimos creados originalmente "a imagen de Dios". Puesto que hemos sido creados a su imagen, debemos reconocerle como nuestro Creador y recordar que no podemos vivir una vida plena sin él.

#21. Dar generosamente a Dios y a los demás

2 Corintios 9:7 dice: "Que cada uno dé según lo que haya decidido en su corazón, sin reticencias ni agobios, porque Dios ama al dador alegre".

Las Escrituras nos ordenan dar, y no podemos ignorar este mandato. Sin embargo, se nos dice que demos con generosidad y confianza, sin retener nuestros dones por miedo o egoísmo. Al dar generosamente, reconocemos que todo nuestro tesoro pertenece a Dios de todos modos y que no somos más que administradores de sus bendiciones encargados de hacer buenas obras que le glorifiquen.

#22. Recuerda que Dios te librará de tus miedos

Isaías 41:10 dice: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios; te fortaleceré, te ayudaré, te sostendré con mi justa diestra".

Muchas veces en la Biblia, Dios promete librarnos de las pruebas y nos dice que no tengamos miedo. Él es poderoso y capaz de salvarnos de todos los valles por los que pasamos, siempre que busquemos su rostro para nuestra salvación. Cuando lo hagamos, Él nos dará fuerza para soportar, sabiduría para conocer el camino correcto y liberación en Su paz.

#23. Recuerda que lo que Dios desea es tu corazón, no sólo tus obras

Miqueas 6:8 dice: "Te ha dicho, oh hombre, lo que es bueno; ¿y qué pide el Señor sino que hagas justicia, ames la bondad y camines humildemente con tu Dios?"

Los hijos de Israel no eran fieles en el cumplimiento de las obligaciones de la Ley; pero lo que es peor, sus corazones se habían alejado completamente de Dios. A Dios no le importa que ofrezcamos sacrificios o le sirvamos con un corazón impenitente; es una adoración hueca que sólo nos sirve a nosotros mismos.

En cambio, debemos dedicarnos a la mentalidad de Dios y a las pasiones de los demás. La rectitud, la bondad y la humildad son signos de que nuestra vida está plenamente comprometida con Dios y de que hemos renunciado a todo lo que nos separa de su amor.

#24. No te aferres sólo a tus creencias: vívelas

1 Juan 3:18 dice: "Hijitos, no amemos de palabra ni de palabra, sino de obra y de verdad".

Es esencial conocer la verdad de Dios y enseñar esa verdad a los demás; pero si ese conocimiento no va acompañado de una vida que aplique activamente los mandatos de Dios, es una obra inútil que no sirve verdaderamente a Dios. Su amor y redención deben fluir de nuestros corazones y bendecir a los que nos rodean.

Esto es lo que se enseña constantemente en todo el Nuevo Testamento: nuestra fe debe ir acompañada de nuestras obras para que los demás vean a Dios actuar y sean conducidos hacia Él por nuestro testimonio verbal y activo.

#25. Cuando Dios te llame, sé fiel para responder

Isaías 6:8 dice: "Oí la voz del Señor que decía: '¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? Entonces dije: "¡Aquí estoy! Envíame a mí'".

La visión de Isaías le limpió de sus pecados y le permitió responder rápidamente a la llamada de Dios para un mensajero. Esta es una profunda lección para nosotros: debemos acudir en humilde arrepentimiento al Padre, y pedirle que nos limpie de nuestra naturaleza pecadora.

Cuando Él hace esta obra de salvación en nuestras almas, nosotros también deberíamos responder rápidamente cuando sentimos la llamada de Dios en nuestras vidas. Al someternos a Su voluntad, nos damos cuenta con alegría de que podemos vivir nuestra vida en bendición y paz, proclamando con confianza la verdad de Dios a los que nos rodean.

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