Yo Sé Que Mi Redentor Vive Significado Y Base Bíblica
¿Qué significa decir que yo sé que mi redentor vive? ¿Qué implica esta afirmación de fe para nuestra vida cristiana? ¿Qué nos enseña la Biblia sobre el redentor y su obra? En este artículo vamos a explorar estas preguntas y a profundizar en el significado de esta expresión tan conocida y querida por muchos creyentes.
¿Quién es el redentor?
La palabra redentor viene del hebreo goel, que significa "rescatar", "liberar" o "vengar". En el Antiguo Testamento, el redentor era un pariente cercano que tenía la obligación de defender los derechos de su familia, de rescatar a los que habían caído en esclavitud o de vengar la sangre de los que habían sido asesinados (Levítico 25:25-28; Números 35:19-21; Rut 4:1-10).
Pero el redentor también era una figura mesiánica, que representaba la esperanza de Israel de ser liberado de la opresión de sus enemigos y de restaurar su relación con Dios. Los profetas anunciaron la venida de un redentor enviado por Dios, que traería justicia, paz y salvación a su pueblo (Isaías 41:14; 43:14; 44:6; 47:4; 49:7; 54:5).
En el Nuevo Testamento, Jesucristo es revelado como el redentor prometido, el Hijo de Dios hecho hombre, que vino al mundo para salvar a los pecadores. Él es el pariente cercano de la humanidad, que asumió nuestra naturaleza y se identificó con nosotros. Él es el que nos rescató del pecado y de la muerte, pagando el precio de nuestra redención con su propia sangre en la cruz.
Jesucristo nos liberó del poder del diablo y del mundo, venciendo al mal con su resurrección. Nos reconcilió con Dios, restaurando nuestra comunión con él. Es quien nos dio una nueva vida, una nueva identidad y una nueva esperanza (Mateo 1:21; Juan 1:29; Hebreos 2:14-18; Efesios 1:7; Colosenses 1:13-14; Romanos 5:10; 2 Corintios 5:17-21; 1 Pedro 1:3-5).
¿Qué significa "Yo sé que mi redentor vive"?
Decir “yo sé que mi redentor vive” significa tener una certeza personal y una confianza plena en Jesucristo como nuestro Salvador y Señor. Significa creer en su obra redentora, en su victoria sobre la muerte y en su presencia viva y activa en nuestra vida. También se trata de reconocer su autoridad, su amor y su poder sobre todas las cosas, depender de él, seguirle y obedecerle.
Esta expresión fue pronunciada por primera vez por Job, un hombre justo que sufrió mucho a causa de las pruebas que le permitió Dios. Job perdió sus bienes, sus hijos y su salud. Fue acusado falsamente por sus amigos y se sintió abandonado por Dios. Sin embargo, en medio de su dolor y su desesperación, Job no renunció a su fe ni maldijo a Dios. Al contrario, afirmó con convicción:
"Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo" (Job 19:25).
Job expresó así su esperanza en la resurrección y en la vindicación de Dios. Aunque no entendía el propósito de su sufrimiento, Job confiaba en que Dios era justo y bueno, y que al final le haría justicia. Job sabía que su Redentor vivía, y que un día le vería cara a cara (Job 19:26-27).
Nosotros también podemos decir con Job que sabemos que nuestro Redentor vive. Podemos decirlo porque tenemos el testimonio de los apóstoles, que vieron a Jesús resucitado y fueron testigos de su ascensión al cielo (Hechos 1:9-11).
Podemos decir esta hermosa frase, porque tenemos el testimonio del Espíritu Santo, que mora en nosotros y nos da la seguridad de nuestra salvación (Romanos 8:16; Efesios 1:13-14). Podemos decirlo porque tenemos el testimonio de la Palabra de Dios, que nos revela la verdad y la promesa de Jesús:
"Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente" (Juan 11:25-26).
¿Qué implica saber que el redentor vive para nuestra vida cristiana?
Saber que nuestro Redentor vive tiene implicaciones profundas para nuestra vida cristiana. Veamos algunas de ellas:
- Implica tener una esperanza viva. Saber que nuestro Redentor vive nos llena de esperanza, porque sabemos que él tiene el control de todo y que nada puede separarnos de su amor. Sabemos que él está con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). Jesucristo intercede por nosotros ante el Padre y que nos prepara un lugar en el cielo (Juan 14:1-3; Romanos 8:34). Tenemos la certeza de que él volverá para llevarnos con él y para juzgar al mundo con justicia (Hechos 1:11; Apocalipsis 22:12-13). Nuestro Dios hará nuevas todas las cosas y que enjugará toda lágrima de nuestros ojos (Apocalipsis 21:4-5).
- Implica tener una gratitud constante. Saber que nuestro Redentor vive nos llena de gratitud, porque reconocemos lo mucho que él ha hecho por nosotros. Le agradecemos por su amor incondicional, por su gracia inmerecida y por su misericordia infinita. Estamos agradecidos por su sacrificio expiatorio, por su resurrección gloriosa y por su donación generosa. Agradecemos por su perdón completo, por su paz sobrenatural y por su gozo inexpresable. También estamos agradecidos por su palabra fiel, por su presencia real y por su poder sobrenatural.
- Implica tener una obediencia radical. Saber que nuestro Redentor vive nos llena de obediencia, porque queremos honrarle y agradarle con nuestra vida. Le obedecemos porque le amamos y porque sabemos que sus mandamientos son para nuestro bien. Seguimos Su voluntad porque le tememos y porque sabemos que él es digno de toda gloria, honor y alabanza. Obedecemos a nuestro Dios, porque le servimos y porque sabemos que él es nuestro Señor y Rey.
Conclusión
Decir “yo sé que mi redentor vive” es una declaración de fe, de esperanza y de amor. Es una expresión de confianza, de gratitud y de obediencia. Se trata de una forma de reconocer a Jesucristo como nuestro Salvador y Señor, como nuestro Amigo y Hermano, como nuestro Maestro y Guía. ¡Que el Señor nos ayude a vivir cada día con esta certeza y con esta pasión! ¡Que podamos decir con el apóstol Pablo!:
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