Estar Ausentes Del Cuerpo Es Estar Presentes Con El Señor Significado

"Confiamos, digo, y preferimos estar ausentes del cuerpo y estar presentes con el Señor". (2 Corintios 5:8). La gente busca constantemente respuestas sobre su propósito en la vida y lo que ocurre después de la muerte. Por desgracia, la mayoría busca esas respuestas en los lugares equivocados. En el capítulo 5 de 2 Corintios, el apóstol Pablo escribe sobre la vida y la muerte. Demuestra que confía en que su vida tiene un propósito dado por Dios y que la muerte no es el final.

#1. Los cristianos no deben tener miedo a la muerte

El miedo proviene de la incertidumbre. El miedo proviene de lo desconocido. ¿Por qué debería alguien tener miedo cuando sabe lo que va a pasar y es algo bueno? Por eso Pablo se atreve a morir. Sabe lo que le espera después de su muerte: estará con el Señor. Jesucristo murió y resucitó de entre los muertos.

La muerte no pudo retenerlo. Mediante Su resurrección, Él "abolió la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio" (2 Timoteo 1:10 RVR). Jesús tiene las "llaves del infierno y de la muerte" (Apocalipsis 1:18). Él tiene el control, incluso de la muerte. ¿Por qué debemos tener miedo?

#2. Nuestro propósito en la vida y en la muerte

Pablo estaba tan seguro de lo que sucedería después de su muerte que escribió:

"Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte es ganancia" (Filipenses 1:21).

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También escribió que deseaba "partir para estar con Cristo, lo cual es mucho mejor" (Filipenses 1:23). Tenía grandes expectativas sobre ese momento glorioso en el que iría al encuentro del Señor. Pero también sabía que Dios tenía un propósito para él en esta vida.  Dios quería utilizarlo para construir y fortalecer aquellas primeras iglesias (Filipenses 1:24-25 RVR).

Pablo confiaba en los planes del Señor para él, por lo que sabía que no moriría antes de que esos planes se cumplieran. Para cumplir su misión, Pablo se enfrentó a toda clase de sufrimientos y pruebas (2 Corintios 11:23-28). Siguió adelante, sabiendo que recibiría una recompensa inestimable al final de su vida terrenal: "una corona de justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día" (2 Timoteo 4:8 RV).

Esta recompensa no es sólo para Pablo. Está disponible para cada uno de nosotros que cree en Jesucristo como Hijo de Dios y como nuestro Señor y Salvador, y que está deseoso de encontrarse con Él cara a cara. Así que, como Pablo, debemos estar dispuestos a afrontar todas las pruebas de esta vida para seguir la voluntad de Dios y confiar en lo que nos espera después de esta vida.

#3. Los cristianos deben vivir de la fe

¿Cómo podemos saber que todo esto es real? Sólo por la fe en la Palabra de Dios. La Biblia nos dice que la fe es lo que nos permite creer en lo que aún no vemos (Hebreos 11:1). La fe es lo que hace real toda promesa y esperanza antes de que se cumpla. La fe de Pablo es lo que le hizo seguir adelante, en los buenos y en los malos momentos. Debería ser lo mismo para nosotros.

Nuestra fe es lo que nos hace confiar en la Palabra de Dios y creer que tenemos un futuro con Él más allá de esta vida. El profeta Habacuc dijo que "el justo vivirá por su fe" (Habacuc 2:4). Pablo se hizo eco de esta poderosa afirmación en Romanos 1:17. Es imposible creer sin fe. Es imposible vivir una vida agradable al Señor sin fe (Hebreos 11:6). Sin embargo, para los que creen, todo es posible (Marcos 9:23).

#4. La promesa de la vida eterna

Nuestra vida aquí en la tierra es sólo temporal. A pesar de ello, tenemos un propósito. Nuestra vida no es en vano. Todo lo que hagamos, debemos hacerlo para la gloria de Dios (Colosenses 3:17). Debemos vivir por fe, obedeciendo la Palabra de Dios, centrándonos en nuestra misión aquí. Pero también debemos mantener la mirada en el futuro, sabiendo lo que nos espera después de la muerte.

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Una gloria aún mayor se revelará cuando nos encontremos con Jesús cara a cara (1 Corintios 13:12). En ese momento, lo que es mortal desaparecerá. Recibiremos un cuerpo inmortal y la muerte será "absorbida por la victoria" (1 Corintios 15:54 RVR).

Dios ha prometido que Él mismo enjugará nuestras lágrimas. También ha prometido que, a partir de ese tiempo glorioso, no habrá más sufrimiento ni motivo de tristeza (Apocalipsis 21:4). Sólo habrá alegría en Su presencia. Pablo creía en estas promesas. Su audacia y fidelidad no dejan lugar a dudas. Deberíamos hacer lo mismo.

Conclusión

La vida de Pablo es una inspiración para todo cristiano. Vivía anticipando el momento en que estaría "ausente del cuerpo", sabiendo que cuando eso ocurriera estaría "presente con el Señor" (2 Corintios 5:8 RVR). Todo lo que hacía estaba impregnado de esta convicción y de su amor por el Señor y su Iglesia. También debemos "andar por la fe y no por la vista" (2 Corintios 5:7).

Debemos servir al Señor con nuestra vida, sabiendo que estaremos con Él después de la muerte. Mediante la fe podemos confiar en que el Señor tiene el control. Él está con nosotros en esta vida, estará con nosotros en nuestra muerte y estará con nosotros para siempre.