¿Los Romanos Le Dieron A Jesús 39 Pestañas?

¿Los romanos le dieron a Jesús 39 pestañas? Esta es una pregunta que muchos cristianos se hacen al leer la Biblia y conocer el sufrimiento que padeció Jesús antes de morir en la cruz. ¿Qué significado tiene este número y qué evidencia hay de que así fue? Aquí veremos este tema con base bíblica y con algunos datos históricos que nos ayudarán a comprender mejor lo que Jesús sufrió por amor a nosotros.

¿Qué dice la Biblia sobre las 39 pestañas?

La Biblia no menciona explícitamente el número de pestañas que recibió Jesús, pero sí nos da algunas pistas que nos permiten deducirlo. En primer lugar, sabemos que Jesús fue azotado por los soldados romanos después de ser condenado por Pilato (Mateo 27:26; Marcos 15:15; Juan 19:1).

El azote romano era un castigo muy cruel y doloroso, que consistía en golpear al reo con un látigo de cuero trenzado con pedazos de metal y hueso, que desgarraban la piel y los músculos. Según algunos historiadores, el número máximo de pestañas que se podía dar era 40, ya que se creía que más allá de ese límite el reo podía morir.

Sin embargo, los judíos tenían una ley que limitaba el número de pestañas a 40 menos una, es decir, 39 (Deuteronomio 25:3). Esta ley tenía como propósito evitar la crueldad excesiva y mostrar misericordia al culpable. Es posible que los romanos, para no provocar más conflictos con los judíos, respetaran esta ley y le dieran a Jesús 39 pestañas, aunque también es posible que le dieran más o menos, dependiendo de la crueldad o la piedad del verdugo.

¿Qué significado tiene el número 39?

El número 39 tiene varios significados simbólicos en la Biblia y en la historia. Por un lado, representa el sufrimiento y la humillación de Jesús, que fue azotado como un criminal y despreciado por su pueblo. Por otro lado, simboliza la misericordia y el amor de Dios, que no permitió que su hijo fuera castigado más allá de lo necesario para cumplir su propósito redentor.

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Además, el número 39 está relacionado con el número 40, que simboliza un tiempo de prueba y preparación para una nueva etapa. Por ejemplo, el pueblo de Israel estuvo 40 años en el desierto antes de entrar en la tierra prometida (Números 14:33-34), Moisés estuvo 40 días en el monte Sinaí antes de recibir la ley (Éxodo 24:18), Jesús estuvo 40 días en el desierto antes de iniciar su ministerio (Mateo 4:1-2).

De esta manera, las 39 pestañas que recibió Jesús fueron el preludio de su muerte y resurrección al tercer día, que marcaron el inicio de una nueva era para la humanidad.

¿Qué podemos aprender de las 39 pestañas?

Las 39 pestañas que recibió Jesús nos enseñan varias lecciones espirituales que podemos aplicar a nuestra vida cristiana. En primer lugar, nos muestran el amor inmenso y sacrificial de Jesús, que se entregó voluntariamente al sufrimiento por nuestra salvación (Juan 10:18; Romanos 5:8).

Jesús no merecía ningún castigo, pues era inocente y sin pecado (Hebreos 4:15), pero cargó con nuestras culpas y pagó el precio por nuestros pecados (Isaías 53:5-6; 1 Pedro 2:24).  Por eso, debemos estar agradecidos con él y honrarlo con nuestra obediencia y adoración (Hebreos 12:28; Apocalipsis 5:12).

En segundo lugar, nos muestran la soberanía y la fidelidad de Dios, que cumplió su plan eterno a pesar de la maldad humana (Hechos 2:23; Efesios 1:11). Dios no permitió que nada ni nadie frustrara su propósito de salvar al mundo por medio de su Hijo (Juan 3:16; Romanos 8:28).

Dios también cuidó de Jesús y no lo abandonó en su angustia (Salmos 22:24; Hebreos 13:5). Por eso, debemos confiar en él y esperar su ayuda en medio de nuestras dificultades (Salmos 46:1; Filipenses 4:19).

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En tercer lugar, nos hablan de la esperanza y la victoria de Jesús, que venció al pecado y a la muerte por su resurrección (1 Corintios 15:3-4; Colosenses 2:15). Jesús no se quedó en la tumba, sino que resucitó al tercer día con poder y gloria (Mateo 28:5-6; Apocalipsis 1:18).

Jesús también nos prometió que volverá a buscar a su iglesia y que nos dará un cuerpo glorificado como el suyo (Juan 14:3; Filipenses 3:20-21). Por eso, debemos tener fe en él y vivir con expectativa y santidad (Hebreos 11:1; 1 Juan 3:2-3).

Conclusión

No podemos saber con certeza cuántas pestañas recibió Jesús, pero sí podemos estar seguros de que sufrió mucho por nuestra salvación. El número 39 nos recuerda el dolor y el amor de Jesús, que se entregó por nosotros hasta el final. Su sacrificio debe inspirarnos a vivir con gratitud y a seguir sus pasos de obediencia y humildad.